Proverbios 14, 16, 18-20

No se sabe cuántas personas caminan por ahí con problemas en sus corazones que no han sido diagnosticados, pero la frecuencia de muertes súbitas por ataque al corazón se cuenta en cifras de millones. Es difícil tratar un problema, ya sea físico, emocional o espiritual, si uno no sabe que lo tiene. Quizá se pregunte cómo puede detectar los problemas espirituales del corazón. Proverbios 20: 11 y 12 sugiere un enfoque razonable:

«Aun el muchacho es conocido por sus hechos si su conducta es pura y recta. El oído que oye y el ojo que ve, ambas cosas ha hecho el Señor».

Tal como lo ha notado, él Señor nos ha dado oídos que oyen y ojos que ven. Debemos usarlos. ¡Abra sus ojos! ¡Escuche con cuidado! Cuando hable con alguien, obsérvelo. Sea sensible. Eso significa que no tiene que hablar mucho especialmente durante el primer contacto. Así como es importante estar al lado de aquellas personas que están sufriendo, también lo es buscar la opinión de consejeros sabios. Pídales que le observen mientras ofrece consejos. Dígales que quiere descubrir cuáles son esas actitudes erróneas que no está notando.

Ahora, considere Proverbios 16:23.24:

«El corazón del sabio hace prudente su boca, Y con sus labios aumenta el saber. Panal de miel son los dichos agradables; son dulces al alma y saludables al cuerpo».

Dios se complace cuando permitimos que controle lo que vamos a decir. Él desea que utilicemos nuestras palabras para animar y edificar a las personas que están sufriendo a nuestro alrededor.

Considere la promesa que Dios le dio a Moisés en Éxodo 24:12:«Ahora pues, ve; y yo estaré con tu boca y te enseñare lo que has de decir»”.

Confíe en esa promesa. ¿Quién sabe? Puede que Dios quiera usarle en la vida de alguien que cree que no puede ir más allá de afán de su corazón atribulado.

Reflexión: Sin importar la condición de su corazón, deténgase a mirar y a escuchar a los demás.

Deténgase lo suficiente para orar. Pídale a Dios sabiduría para ver más allá del afán, para darse cuenta de que no está solo con sus problemas, para tener una nueva renovación de paz.

Observe alrededor de usted. Sea consciente de ese círculo de amigos y amistades que van más allá de su propio mundo personal. Sea sensible. Discierna las dificultades  de los demás, aun las de sus amigos.

En vez de lanzar una gran cantidad de misiles verbales. Haga preguntas, busque información y escuche. Sea paciente para escuchar a los demás. Recuerde: si nuestras palabras son pocas, son mucho más valiosas.

Dios se complace cuando permitimos que controle lo que vamos a decir.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.