Proverbios 9, 10, 16, 19, 21
Ya que nuestra generación admira tanto el ingenio y el conocimiento humano, tendemos a dar a las personas elogios que solo Dios merece.
• Cuando una batalla se gana, les damos medallas a los veteranos.
• Cuando se obtiene un título, aplaudimos a los que se gradúan.
• Cuando alguien dona una cantidad de dinero, ponemos su nombre en una placa.
• Una organización se mantiene en números rojos, pero aun así le damos un bono al presidente de la compañía.
• Un escritor o un científico realiza una contribución sobresaliente y le damos el premio Pulitzer o el Premio Nobel.
• Escuchamos un sermón que toca nuestros corazones y elogiamos al predicador.
Ciertamente, no tengo ninguna objeción en reconocer y aun gratificar la excelencia. Y no veo nada de malo en mostrar aprecio, siempre y cuando reconozcamos al que merece el mérito principal y demos la gloria a Dios. Ya que Dios hace su voluntad de manera silenciosa y, con frecuencia, de manera misteriosa, su soberanía justa y amorosa puede pasar desapercibida fácilmente. Y eso es triste.
Necesitamos tener una mayor conciencia y aprecio por el derecho absoluto de Dios de gobernar su creación así como de su reinado bueno y perfecto. ¿Por qué? Porque cuando olvidamos a Dios, cuando damos a las personas demasiado mérito, nuestra perspectiva del mundo se distorsiona.
Salomón, quien era en términos humanos el monarca supremo de Israel, nos dio varios principios importantes:
El Señor no deja padecer hambre al justo, pero impide que se sacie el apetito de los impíos (Proverbios 10:3).
El Señor es la fortaleza del integro de camino, pero es espanto para los que obran maldad (Proverbios 10:29).
¿A qué se refiere Salomón? Salomón recuerda que Dios tiene el control. Él es la fortaleza invisible del justo y de aquellos que sinceramente desean complacer a Dios y someterse a su autoridad.
Él es un obstáculo invisible y misterioso para los malvados que rechazan voluntariamente la voluntad de Dios y frustran intencionalmente sus planes. Pero el reinado soberano de Dios es tan completo que logrará su objetivo y recompensará a los fieles a pesar de la oposición de cualquier otra persona.
Cuando los caminos del hombre le agradan al Señor, aun a sus enemigos reconciliará con él (Proverbios 16:7).
Dios es tan poderoso que puede honrar a aquellos que lo complacen cambiando las actitudes de aquellos que en algún momento sentían enemistad contra ellos. Después de que los planes hayan sido analizados, pensados, decididos, y realizados, el consejo de Dios siempre decidirá la última palabra.
Reflexión: ¿Con que frecuencia piensa en Dios durante el día, aparte de los domingos? ¿De qué forma la palabra de Dios impacta su perspectiva sobre sus actividades e interacciones diarias? En otras palabras, si la Biblia fuese un par de lentes, ¿cómo afectaría su percepción diaria de las situaciones y las relaciones? ¿Cuál sería su perspectiva de las personas si viera todo bajo la administración de Dios?
Dios es tan poderoso que puede honrar a aquellos que lo complacen cambiando las actitudes de aquellos que en algún momento sentían enemistad contra ellos.
— Charles R. Swindoll Tweet estoAdaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.