Génesis 46:28-30
Piense en lo que debió haber sido esto. Después de más de 20 años, Jacob abrazaba una vez más a su hijo, a quien había dado por muerto. Después de todo lo que había pasado, José abraza a su anciano padre, al hombre que tanto había añorado, a aquel que temía no volver a ver nunca más. Podía sentir los huesos de su espalda mientras rodeaba con sus brazos al anciano. ¡Cuánto tiempo había pasado! ¡Cuánto lo había extrañado! Allí estaban esos dos hombres, mirándose mutuamente con fijeza a los ojos, entre lágrimas y risas. ¡Qué reunión familiar tan gloriosa!
Jacob dijo lo único que cabía, después de que pudo calmarse: «Ahora ya puedo morir, puesto que he visto tu cara, y que vives todavía» (Génesis 46:30).
Hay otro tipo de reunión mencionada en la Biblia: la reunión familiar suprema y definitiva, que es la esperanza de todo hijo de Dios.
Ese día, todos escuchamos el sonido de una trompeta. Conozco a algunos que esperan escuchar las melodiosas cuerdas de un arpa; yo no. Lo que espero es oír el gemido solitario de una armónica, porque mi padre está en la gloria, esperando mi llegada. Y en esa «gran mañana» de un nuevo día, toda nuestra familia volverá a reunirse para siempre en la presencia del Señor.
La realidad, sin embargo, es que sus recuerdos no importan por muy hermosos que hayan sido, ni tampoco importa lo que usted fue antes. Lo que importa es lo que usted es ahora. Por muy sólidos que hayan sido sus nexos familiares, esto no le hará digno del cielo. Solamente a través de Cristo será usted incluido en la lista de la familia de Dios.
Podemos estar agradecidos por ese lugar en donde se graban y guardan esos recuerdos que nos mantienen jóvenes. Pero lo que necesitamos realmente en este importante momento, es la gran seguridad de que le pertenecemos a él. Solo entonces podemos mirar el futuro con la esperanza de esa suprema y definitiva reunión familiar.
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.