Salmos 30:4

Cantad alabanzas al Señor, vosotros sus santos, y alabad su santo nombre. Salmos 30:4

VENIMOS ANTE TI, Padre nuestro, y reconocemos que Tu santidad es la que nos atrae a Ti. Nuestra falta de santidad hace que tengamos hambre de conocerte mejor. Reafirmamos junto con Pablo, que nuestra determinación es conocerte. Queremos conocerte más íntimamente. Eso es lo que queremos Dios. Es más, eso es lo que necesitamos.

En una cultura que va a la deriva, en un mundo que está derrumbándose en pedazos, hay algo acerca de Tu carácter que nos guía y nos restaura. Tu santidad toca nuestros corazones y quebranta nuestras obstinadas voluntades. Estamos ante Ti, Dios santo, reconociendo tu santidad, no hay mancha en Ti ni rasgo de pecado o transgresión.

Tu mandamiento nos constriñe: «Sed santos porque yo soy santo». Los ángeles te reconocen diciendo: «Santo, Santo, Santo es el Señor, todopoderoso». Tú eres alto y sublime. Tienes la comprensión y la perspectiva total. Tu carácter no tiene mancha y nos maravillamos por ello. Estamos cautivados por Tu perfección.

Nunca habíamos conocido un Padre como Tú, aunque nuestros padres hayan sido buenos, nunca habíamos conocido a alguien lleno de tanta compasión, gracia, amor y misericordia. Preséntanos nuevamente con quien Tú eres. Recuérdanos una y otra vez tu santidad, especialmente cuando caemos y nos damos cuenta que somos indignos. Recuérdanos que no hay nada que pueda separarnos de tu maravilloso perdón. Gracias. Gracias.

Oramos esto en el nombre incomparable de Jesús, Tu Hijo y nuestro Salvador. Amén

Véase Isaías 6:1-7; Romanos 12:1; Efesios 1:3-4; Filipenses 3:10; 1 Pedro 1:14-16; Apocalipsis 4:8.

NUESTRO DIOS INCOMPRENSIBLE
Perdido en la silenciosa soledad de días recientes, nuevamente me impresioné con la inmensidad de nuestro Dios incomprensible.

Para mí, su incomprensibilidad es refrescante, especialmente en esta época donde los magnates influyentes se esponjan y menean como pavorreales y los atletas deificados muestran sus habilidades. En una época cuando la individualidad y la intimidación humana se han convertido en un arte, me alegra nuevamente saber que Dios es el Señor. Él es el creador del cielo y la tierra. Él es el Señor. . . el Creador del cielo y la tierra, el Alfa y la Omega, el Dios soberano de todo el universo.

¿Y qué beneficios hay en tal comprensión? Primeramente, ya no tenemos que reducir a Dios a términos mercantiles. Ya no tenemos que ser tentados a manipularlo a Él o a Su Palabra. No tenemos que tratar de explicarlo o explicar Su voluntad; de defenderlo o defender Sus caminos.

En un mundo que ya está lleno de ego, personas que viven impresionándose mutuamente, y que se han separado del único Santo, merecedor de alabanza, debemos darle un vistazo a Él en Su incomprensibilidad. Él es nuestro Dios infinito. Cualquier estudio serio de Él nos lleva a la concientización de nuestra propia ignorancia. El Dios que adoramos desafía cualquier análisis humano.

Hagamos el hábito de pensar en estas cosas, y volver a enfocar nuestras mentes a lo vertical. Queremos elevarnos más allá de la perspectiva humana que de por sí no tiene sentido; más allá de las preocupaciones tediosas de los asuntos temporales y volver nuestros pensamientos a las cosas que realmente importan. Permanezcamos allí. Es momento de volver a encontrarnos con nuestro Hacedor.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.