Salmos 54

David pudo haber escrito todo un libro de poemas lamentándose del ejército de enemigos que lo rodeaban. Tenía enemigos en la corte de Saúl. Tenía enemigos entre los sacerdotes. Tenía enemigos en los territorios vecinos. ¡Tenía enemigos por todos lados! Pero en el Salmo 54, David solo ocupa tres versículos para hablar de esas personas problemáticas. De allí en adelante se dedica a enfocarse en su defensor divino:

He aquí, Dios es quien me ayuda; el Señor está con los que sostienen mi vida. Él hará volver el mal contra mis enemigos. ¡Destrúyelos por tu verdad!

La palabra, «ayudante», en español no es muy clara pero no tenemos un mejor término para traducir la palabra hebrea, «ezer», que transmite la idea de rescatar a algo o alguien. Un «ezer» provee un auxilio indispensable sin el cual una persona lo perdería todo. Para David, el Señor es quien le suple la ayuda para sobrevivir los ataques de sus enemigos.

David continúa diciendo que Dios es su «sustentador». El término hebreo se basa en el concepto de apoyarse en algo. Piense en las vigas de acero que mantienen un edificio; sin esos elementos fundamentales toda la estructura colapsaría.

El quinto versículo promete que la maldad planeada contra David retornará a aquellos que la causaron. Su maldad resultará en daño para ellos mismos. David, al darse cuenta de esto mantiene su integridad. Ya que el Señor ha prometido hacer justicia en nombre de David, él puede concentrarse en hacer lo correcto en lugar de pensar en la venganza. Lo mismo sucede con aquel creyente que mantiene su integridad mientras es atacado por personas difíciles. El daño planeado en contra nuestra volverá al atacante, gracias a nuestro Defensor. Gracias a su fidelidad, nuestros enemigos tendrán que responsabilizarse por sus actos.

Cuando leí por primera vez el versículo 5 del Salmo 54 me pareció demasiado severo. Pensaba que tal vez ese no era su significado original. Me decía a mí mismo que Dios no destruiría al enemigo. Estaba muy equivocado. Busqué el término, «destruir», en el texto hebreo. ¿Sabe usted lo que en realidad significa? ¿Está listo para una sorpresa? La palabra viene del verbo hebreo, «tzamah», que significa exterminar. Es más, el verbo aparece en una construcción gramatical hebrea que denota una causa; literalmente, «causar aniquilación». En otras palabras, David, por fe está diciendo, que Dios hará que sus enemigos sean total y completamente removidos. Pero no olvide que David no es el que hace esa acción; Dios se encarga de ello.

Es muy fácil creernos Dios cuando estamos bajo presión, ¿no es cierto? Coqueteamos con la tentación de vengarnos nosotros mismos. Romanos 12:17-19 nos amonesta al respecto:

«No paguen a nadie mal por mal. Procuren lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, tengan paz con todos los hombres. Amados, no se venguen ustedes mismos sino dejen lugar a la ira de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor».

Vivir más allá del afán de las personas problemáticas requiere que cedamos la venganza a aquél que lo puede hacer correctamente.

Afirmando el alma: Vuelva a su lista de personas difíciles. Usted ha reconocido cuál es su impacto emocional y ha evaluado sus motivos en comparación con la voluntad de Dios. Ahora, concédale el perdón a cada una de esas personas. Ríndale a Dios su deseo de buscar justicia o restitución. Eso es lo que significa perdonar, tal como el Señor nos lo mandó (Mateo 6:14-15; 18:21-22).

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.