Salmo 100:3
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Salmo 100:3
Se dice que las ovejas, siendo animales tontos, frecuentemente se alarman y en realidad corren unas sobre otras, huyendo de algo que las asusta. El Pastor corrige el problema atrapando a una oveja y con gentileza, pero con firmeza, la obliga a echarse a pastar tranquilamente sobre la hierba que tiene bajo sus patas . . .
En nuestra actividad frenética, ajetreada, hostigante, en la cual los remedios para el dolor de cabeza se han convertido en el producto nacional de mayor venta, ocasionalmente nuestro Pastor y Salvador tiene que obligarnos a descansar. Cuando Dios interviene en nuestro mundo frenético y vertiginoso, a menudo nos obliga a descansar. Si eso ocurre en su vida, dé gracias; ¡los pastos son verdes!
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.