1 Reyes 18: 22—40
Mirando alrededor, ¿no ha pensado que es increíble la frecuencia con que la gente prueba todo, menos la oración? Es como dice el viejo dicho: «Cuando todo lo demás falla, lea las instrucciones». Lo mismo sucede con la oración. Cuando todo lo demás falla, pruebe la oración. «De acuerdo. . . de acuerdo, quizás debamos orar por esto». Pero Elías no usó la oración como el último recurso. La oración fue su primer y único recurso. Su principal contacto con el Dios vivo fue una sencilla oración de fe, y esto puso todo en movimiento.
Permítame hacerle una pregunta sin rodeos: ¿Ora usted, personalmente? Note que no dije: «¿Escucha cuando el pastor ora o cuando sus padres oran?» No dije: «¿Conoce usted un buen estudio sobre la oración?» Tampoco dije: «¿Ha enseñado usted sobre la oración?» Le pregunté: «¿Ora usted, personalmente?» ¿Puede usted pensar en los últimos siete días y señalar con precisión las veces que se apartó deliberadamente para orar? ¿Aunque solamente fueran unos diez o quince minutos de tiempo ininterrumpido con Dios?
Todo este incidente gira alrededor de una vida dedicada, la vida de Elías. Era un hombre que estaba completamente solo, superado numéricamente, por un rey hostil, la poderosa e inicua esposa del rey, 850 profetas y sacerdotes paganos de Baal, e innumerables israelitas incrédulos. Pero todos ellos fueron silenciados e intimidados por este hombre dedicado de Dios.
Nunca subestime el poder de una vida totalmente dedicada.
¡Qué emocionante sería si usted, gracias a su dedicación a Jesucristo, pudiera influenciar a alguna persona la próxima semana, ya sea conduciéndola a Jesús o edificándola en la fe! ¿Le parece imposible? Usted sabe que no lo es. La Biblia y la historia de la iglesia están llenas de historias de la diferencia que ha hecho la dedicación de una persona a Dios.
Elías escenificó un grandioso enfrentamiento con los profetas de Baal. Pero el mayor enfrentamiento de todos los tiempos fue en el Calvario, donde el enemigo de Dios fue derrotado por el sacrificio del propio Hijo de Dios. ¿Por qué razón? Porque Dios tuvo una vida dedicada con la que podía contar: su amado Hijo, Jesús. De hecho, la diferencia que Él hizo cambió toda la historia.
Por lo tanto, ¡le invito a dar un paso al frente!
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.