Proverbios 6, 15

Dedique unos momentos a analizar Proverbios 15:2, ya que lo usaremos como un bosquejo del uso destructivo de la lengua. Hasta la fecha, no he conocido a nadie que pueda decir que nunca haya tenido problemas para controlar su lengua. Somos criaturas pecadoras y egoístas, y usamos las palabras para nuestros propios fines. Por esto, con frecuencia lo hacemos a costa de los demás. Todos hemos sufrido laceraciones causadas por las palabras de otra persona. Los proverbios de Salomón muestran al menos cinco maneras nocivas en las que una lengua descontrolada revela un corazón pecaminoso. Si la lengua descontrolada es uno de sus afanes diarios, le animo a que ponga mucha atención en esta enseñanza.

La lisonja engañosa

Sabroso es al hombre el pan mal adquirido; pero cuando haya llenado su boca se convertirá en cascajo (20:17).

El que reprende al hombre hallará después mayor gracia que el que lo lisonjea con la lengua (28:23).

¿Qué es la lisonja? Es aquel elogio falso que se dice por motivos engañosos. Es aquella alabanza excesiva que se expresa esperando hallar favor en los ojos de otra persona. La diferencia entre la afirmación y la lisonja es la motivación. Si esperamos decir algo a alguien con el único propósito de beneficiarnos a nosotros mismos, eso es lisonja. Si decimos algo con el deseo de beneficiar al que nos escucha, estamos afirmándolo o reprendiéndolo, dependiendo de la situación.

Chismes y calumnia

El hombre depravado, el hombre inicuo, anda en la perversidad de boca, guiña los ojos, hace señas con sus pies e indica con sus dedos. Perversidades hay en su corazón; en todo tiempo anda pensando el mal, provocando discordia (6:12-14).

El que aplaca el odio es de labios justos, pero el que suscita la calumnia es necio (10:18).

La boca del necio es su propia ruina; sus labios son la trampa de su vida. Las palabras del chismoso parecen suaves, pero penetran hasta lo recóndito del ser (18:7, 8).

¿Quién no ha sufrido los ataques de una lengua llena de chisme?  Me refiero a cualquier conversación que hace que las personas tengan que escoger entre dos bandos. Por lo general, estas conversaciones denigran a alguien enfrente de otra persona.

El chisme siempre transmite información falsa y exagerada. En toda la Escritura, Dios reprende muy claramente el chisme. Él abomina este pecado.

Cuando reciba información que difame o dañe a otra persona, considere las siguientes preguntas y sus respuestas:

  • ¿Esa información le involucra o le afecta directamente? Si no es así, detenga el chisme allí mismo. En caso contrario, hable del asunto solo con las personas directamente involucradas.
  • ¿Cuál es la motivación de la persona que le da esta información? Si no lo hace por amor, repréndala o aléjese de la conversación. Si el motivo es un amor mal guiado, ofrezca una conversación constructiva entre quien comparte el chisme y la víctima.

Reflexión: En tanto que siga enfocándose en escuchar a las personas a su alrededor, tome nota de cualquier conversación que se considere un chisme. Examine su respuesta inicial y por qué reacciono de esa forma.

El chisme siempre transmite información falsa y exagerada.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.