Génesis 47:27-31
Jacob le dijo a José: «Júramelo, prométeme esto»; «por tu mano debajo de mi muslo, y júramelo». No es raro hacer promesas a un moribundo. Eso todavía se hace hoy en día. Con frecuencia oigo hablar de un esposo que hace una promesa a su esposa moribunda, o de un joven que promete a su padre que está a punto de morir. Pero ¿qué significa este extraño gesto de colocar la mano debajo del muslo de la otra persona? ¿Qué quería decir eso?
Brown, Driver y Briggs, respetables autoridades en cuanto al texto hebreo, dicen que una promesa quedaba sellada cuando se ponía la mano por detrás o por debajo del muslo. José prometió hacer lo que su padre le pidió, y también lo indicó colocando simbólicamente su mano debajo del muslo de Jacob. Era una posición común en este tiempo para hacer un juramento.
«Prométeme José, delante de nuestro Dios, que me enterrarás en la tierra de mi padre. Prométeme sepultarme en Canaán, la tierra de nuestra gente, no aquí quiero ser sepultado en la tierra de nuestros padres, junto con Abraham, Isaac y Lea. Llévame de vuelta allá. No me entierres en Egipto. Júramelo delante de Dios que eso no sucederá». Y José juró cumplir esta promesa a su padre.
José pudo haber puesto estas palabras en la tumba de Jacob: «Adoró». Años antes, por supuesto, «Engañó», habría sido más correcto, pero ahora que Jacob tenía casi un siglo y medio de edad, había aprendido mucho en su relación con Dios. Al final de su vida, uno de sus últimos actos fue adorar al Dios con el que había luchado y al que había servido. En su ancianidad le pidió a José que recordara que Canaán, no Egipto, era la tierra prometida, y por eso hizo que su hijo le prometiera enterrarlo finalmente allá.
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.