Génesis 48:5, 10, 11, 14-16

Por haber sido José un hijo especial, para Jacob, los hijos de José fueron también especiales para su abuelo. Las notas de estudio de la Nueva Versión Internacional en cuanto a esta parte dicen que Jacob adoptó los dos hijos de José como sus propios hijos, y que al hacerlo dividió la herencia de José entre ellos en la tierra de Canaán. «Los dos primeros hijos de José adquieren, de ese modo, igualdad de condición que los primeros dos hijos de Jacob. Debido a un acto pecaminoso, Rubén perdió su derecho de primogenitura, el que pasó a José, hijo favorito de Jacob, y por ende, a los de este».

Todo esto se vuelve muy significativo más tarde en la historia de la nación de Israel, y hace que esta ultima escena con Jacob y sus nietos sea sumamente importante.

Quizás se deba a mi naturaleza práctica, pero yo veo también aquí algo de gran valor. Tiene que ver con el cómo y el dónde murió Jacob, en contraste con el cómo y el dónde morimos nosotros. Jacob murió en su propio lecho, en su casa. Es raro que esto suceda hoy en día. Estamos viviendo en tiempos extraños. El nacimiento se ha convertido más y más en un asunto familiar, muchas veces con toda la familia presente en el «cuarto de labor» cuando nace el bebé. ¡Un cambio admirable en comparación como eran las cosas antes! Por otra parte, la muerte ha sido relegada más y más al frío y a veces indolente cuidado de profesionales, y al árido ambiente de un movido hospital y, después, a la funeraria o a la capilla del cementerio. Solo en los últimos años hemos comenzado a ver crecer movimientos, en algunos lugares llamados «hospicios», en los que se permite a las personas que aman, para ayudarlas y alentarlas en estos últimos días de su peregrinación terrenal.

Los hijos de José estuvieron con su abuelo cuando este se acercaba a esos momentos finales. Sintieron su mano en sus frentes, y escucharon sus tiernas y sabias palabras de bendición: «Que Dios bendiga la nación, así como él los bendice a ustedes». ¡Qué momento tan maravilloso! Quizás Manasés y Efraín estaban arrodillados junto a su abuelo. ¡Qué influencia tan benéfica para la vida de estos dos jóvenes!

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.