Mateo 5:13-14
Vosotros sois la sal de la tierra . . .
Vosotros sois la luz del mundo.
Mateo 5:13:14
Dios nunca nos prometió un jardín de rosas. Dios nos dijo las cosas tal como son y admitió que la arena de este mundo no es «amiga de la gracia para ayudarnos a llegar a Él». No obstante, por extraño que parezca, Él pasó a decirles a un puñado de campesinos palestinos (y a todos los siervos Santos de toda generación) que su influencia no sería nada menos que asombrosa. Serían «la sal de la tierra» y serían «la luz del mundo». ¡Y así lo seremos nosotros! De tan largo alcance sería la influencia de los siervos en la sociedad, que su presencia sería tan significativa como sal en la comida y la luz en las tinieblas. Ninguna es ruidosa o externamente impresionante, pero ambas son esenciales. Sin nuestra influencia este viejo mundo pronto empezaría a darse cuenta de nuestra ausencia. Aunque tal vez no lo admita, la sociedad necesita tanto sal como luz.
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.