Proverbios 3, 14, 23-24, 27

Petrarch dio en el blanco cuando escribió: «Existen cinco grandes enemigos dentro de nosotros que nos roban la paz. Estos enemigos son la avaricia, la ambición, la envidia, la ira y la arrogancia. Si pudiésemos deshacernos de esos enemigos, disfrutaríamos inevitablemente de paz perpetua».

La envidia definitivamente es uno de los enemigos más grandes de la paz interna. Así como un ladrón, la envidia se mete en el corazón encubierto entre tinieblas y se roba el contentamiento.

La envidia es ese deseo de ser mejor o al menos igual que otra persona en términos de logros, excelencia o posesiones.

Los antiguos se referían a la envidia como un sentimiento hostil o maligno. Agustín la mencionó como una de esas pasiones que «luchan como tiranos y confunden toda el alma y la vida de un hombre atormentándolo desde todos los ángulos». Agustín sigue diciendo que un alma que vive con envidia tiene «un deseo de obtener lo que no posee. . .  A donde sea que vaya, la avaricia lo confina, la autoindulgencia lo disipa, la ambición se adueña de él, la arrogancia lo infla, la envidia lo tortura y la pereza lo droga».2

La tortura es una descripción apropiada de lo que hace la envidia. Esta enfermedad del espíritu causa un daño terrible a sus víctimas.

Los celos y la envidia con frecuencia van de la mano, pero hay una diferencia, muy profunda por cierto, entre ambas cosas. Los celos comienzan con las manos llenas y luego van por la vida aterrorizados de perder algo. El combustible de los celos es el temor a la pérdida y causa una lucha de vida o muerte con tal de mantener esas posesiones. La envidia, sin embargo, comienza con las manos vacías, lamentándose de lo que no se tiene. Dante Alighieri categorizó este pecado como uno de los que se sufrían en el purgatorio, y representaba este defecto de carácter como un «ciego pordiosero cuyos párpados estaban cosidos con alambre». Una persona envidiosa sufre grandemente porque internamente está cauterizada.

Los celos quieren preservar lo que ya se tiene; la envidia quiere obtener lo que otro posee.

Reflexión: En una escala del uno al diez, catalogue su nivel de contentamiento con su estado actual de riqueza y posesiones. ¿Qué es lo que comúnmente le impulsa a desear tener más? Si pudiera mantener su estilo de vida actual en un país del tercer mundo, ¿de qué forma cree que su actitud cambiaria con respecto a la riqueza material?

Los celos quieren preservar lo que ya se tiene; la envidia quiere obtener lo que otro posee.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios  (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos. 1. San Agustin, On Free Choice of the Will. (La libre elección de la voluntad), l. xi. 22. 2. Ibíd.