Salmos 8

David continúa su servicio de adoración, compartiendo un mensaje de Dios que por ende, es el tema principal de esta composición. Podemos imaginarnos a David frente al pueblo predicándole acerca de la gracia de Dios y de cómo ese pueblo necesita de su Creador.

Primero, él considera la lastimosa deficiencia de la humanidad. Lea los versículos 3 y 4 lentamente. Medítelos y participe del concepto que David quiere presentar:

Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has formado, digo: «¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; y el hijo de hombre, para que lo visites?»

El término hebreo que se traduce como «contemplo» es un verbo que significa observar, ver o analizar. David se encontraba al aire libre en medio del esplendor de este fenómeno natural. Al mirar a su alrededor él se dio cuenta de la grandeza de Dios. Todos hemos tenido esa misma experiencia. Nos fijamos en el cielo y nos llenamos de asombro. «Contemplamos» la expansión del universo y su majestuosidad es invariablemente abrumadora.

David se refiere a la creación de Dios como, «la obra de tus dedos». Se puede decir que la creación del universo fue sencillamente, «la obra de los dedos» de Dios. La salvación, sin embargo, representa «la obra de su brazo» (Isaías 52: 10; 53: 1; 59: 16; Salmo 77: 15).

Cuando David hace la pregunta: «¿Qué es el hombre?» David utiliza un término muy poco común para el ser humano: Enosh. Esta palabra proviene de un verbo hebreo que significa ser débil, frágil o enfermizo. En otras palabras: «en comparación con tu esplendor y tu majestad, Señor, ¿qué es esta humanidad débil frágil e ínfima?» Según David, Dios pasa por alto nuestro estatus inferior y actúa a favor de la humanidad de dos maneras significativas: piensa en el ser humano y lo cuida.

¿Qué significa esto? El concepto de que Dios piensa en el ser humano significa que Dios nos recuerda. Y el segundo concepto de que nos cuida significa que él nos pone atención. ¡Qué maravillosa verdad!

Si el afán de sentirse abandonado lo tiene entre sus garras, piense en esto: el Dios que creó todo el asombroso universo se acuerda y cuida de personas como usted y como yo. Es fácil creer que Dios tiene más cosas que hacer que preocuparse por nosotros. Sin embargo, Pedro nos recuerda que: «él [Dios] tiene cuidado de usted» (1 Pedro 5: 7). Dios nunca abandona a los suyos.

Esto hace que David reflexione en la gracia de Dios:

Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo has coronado de gloria y de esplendor. Le has hecho señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto debajo de sus pies: ovejas y vacas, todo ello, y también los animales del campo, las aves de los cielos y los peces del mar: todo cuanto pasa por los senderos del mar. (Salmo 8: 5-8)

A pesar de la vasta diferencia entre Dios y el hombre, David declara que el Señor nos ha dado su amor y le ha dado a la humanidad un lugar de dignidad e importancia en este mundo. Fuimos hechos inferiores a los ángeles en términos de poder pero no obstante hemos sido coronados con gloria y majestad. Además, nos dio la responsabilidad y el privilegio de gobernar su creación como sus virreyes (Génesis 1: 28-30).

Hebreos 2:6-9 aplica estos versículos a Jesucristo, y de esta forma convierte esta sección del salmo 8 en versículos mesiánicos y proféticos. Históricamente hablando, sin embargo, estos versículos se aplican a todos los seres humanos. Aunque Jesús es el hijo de Dios, compartimos este honor y esta responsabilidad con el. ¡Asombroso!

Afirmando el alma: Esta noche, salga a caminar bajo las estrellas, y si puede hacerlo recuéstese y mire hacia el cielo. Mientras analiza el vasto espacio estelar, recuerde que Dios le ama de manera individual y por si eso fuera poco le ama más que el universo mismo. Después examine sus propios hábitos y decisiones. ¿Lo hace con la motivación de ganarse el amor y el respeto de los demás o de Dios?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.