Salmos 8

Después de adorar a Dios con una corta doxología, David reflexiona en la grandeza de su Dios y al hacerlo, le alaba. Observe como el rey David toma su lugar ante una congregación de creyentes y los dirige en adoración.

Has puesto tu gloria sobre los cielos. De la boca de los pequeños y de los que todavía maman has establecido la alabanza frente a tus adversarios para hacer callar al enemigo y al vengativo. (Salmo 8:1-2)

La diferencia entre la alabanza y la petición es la ausencia del ego. David quiere que el enfoque sea solamente en Dios y lo hace por medio de esta expresión de alabanza. Él declara que la majestad y la gloria de Dios se muestra en los cielos. El Señor le ha otorgado al universo físico un reflejo del asombroso esplendor de su majestad. El salmo 19:1 verifica este hecho: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos».

También lo leemos en Romanos 1: 20:

Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa.

David continúa ilustrando su concepto de la gloria de Dios mencionando otro extremo; él considera la dependencia de los bebés y como Dios puede utilizar aun a los pequeños infantes para callar a aquellos que se oponen a Dios. Dios se muestra asimismo majestuoso y glorioso en su amor por el débil.

Un amigo mío que es obstetra me dice que aun antes de ser cristiano, él no podía ignorar el poder de Dios cuando sostenía en sus manos a cada bebé que él ayudaba a dar a luz. Él me dice que fue esto lo que le llevó a buscar respuestas en la Biblia y finalmente encontrar la salvación a través de la fe en Jesucristo. Es por ello que: «De la boca de los pequeños y de los que todavía maman» se declara el poder y la majestad de Dios. Podemos afirmar la prueba viviente del poderío creativo de Dios al ver su amor por los débiles. Cuando analizamos las características pequeñas y delicadas de un bebé, nos asombramos de ver el cuidado y la atención de Dios en su creación. El versículo 2 concluye con un recordatorio de que hasta los enemigos de Dios tienen que guardar silencio al analizar el universo o al considerar a los bebés.

Los infantes pueden ser pequeños y las galaxias pueden ser gigantescas pero ambos conllevan un profundo significado para aquél que les observa. Ese mismo significado debe mantenernos enfocados cuando cavilamos pensando que ya no somos valiosos o necesarios. Aunque Dios nos honra permitiendo que su obra se realice por medio de nosotros, esa no es la base de nuestro valor. En otras palabras, nosotros no somos valiosos ante Dios por nuestra utilidad. Él nos valora seamos productivos o no.

Este mensaje debería consolarnos. Dios no nos da su amor en base a nuestro poder o a nuestra capacidad. Él nos ama de cualquier manera. Somos especiales para Él sin importar lo que ocurra, aun cuando seamos tan débiles como un recién nacido.

Afirmando el alma: Si Dios le ama y le valora sin importar cuáles son sus atributos personales: fortaleza, riqueza, talento, apariencia, inteligencia o moralidad, ¿de qué forma esto cambia su sentido de autoestima? ¿De qué manera afecta sus decisiones diarias?

Los infantes pueden ser pequeños y las galaxias pueden ser gigantescas pero ambos conllevan un profundo significado para aquél que les observa.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.