Salmo 89:15

Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte;

Andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro.

Salmo 89:15

Contrario a la opinión popular, Dios no está sentando en el cielo con sus mandíbulas apretadas, con los brazos cruzados en desaprobación, y profundas arrugas en su frente. Él no se enfada con sus hijos por todas las veces que os tropezamos en nuestros diminutos pies y caemos de barriga en nuestros pañales. Él es un padre lleno de amor, y nosotros somos preciosos a su vista, y deleite de su corazón. Después de todo, él «nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz» (Colosenses 1:12). ¡Piénselo! ¡Él puso en nosotros su herencia!

Recuerde eso la próxima vez que piense que Dios le está fallando. Hay razón para que usted dé gracias. No tiene que llenar requisitos para el reino de Dios. La gracia de Dios lo ha rescatado.

Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.