Salmos 116

El Salmo 116 es el lamento de un hombre que está rodeado de dolor y sufrimiento, probablemente porque la muerte ha rozado su vida. Investiguemos un poco más a fondo esa canción de tristeza.

El primer renglón de la canción de salmista nos sorprende. Él escribe: «Amo al Señor, pues. . .» (v. 1). En el siglo XIX una joven inglesa llamada Elizabeth Barrett sufrió una lesión en la espalda, cuando tenía 15 años, que la dejó semi inválida por muchos años. Aunque ella volvió a recuperar sus fuerzas antes de su matrimonio con Robert Browning en 1846, ella no quería cargarlo con las responsabilidades de cuidar de una esposa incapacitada. Su amor por él fue expresado bellamente en su obra, Sonetos de la portuguesa, y de allí es que se conoce aquella frase inmortal: «¿Qué cómo te amo? Déjame contártelo». En esos sonetos ella describe la profundidad, la anchura y la altura de su amor. De la misma forma, el salmista expresa su más profundo afecto por su Señor. Déjeme contárselo.

Porque me escucha
Dice el salmista en los dos primeros versículos:

Amo al Señor, pues ha escuchado mi voz y mis súplicas, porque ha inclinado a mí su oído. Por tanto, le invocaré todos mis días (vv. 1-2).

  1. Ha escuchado mi voz.
  2. Ha inclinado a mí su oído.

Estas dos frases son distintas. La primera, «ha escuchado», significa sencillamente que cuando el salmista habla, Dios le escucha. Dios le pone atención. La segunda frase, «ha inclinado» viene de la palabra hebrea «natah» que significa doblarse o virar hacia un lado. Implica interés, como cuando alguien vuelve su rostro para mirarlo o cuando alguien deja de hacer algo para darle su atención completa; o cuando alguien se acerca a oír lo que usted tiene que decir.

Por ejemplo, Salomón utiliza la misma palabra en Proverbios 7:21-22 para escribir la reacción de un hombre que ha sido seducido por una prostituta y la «sigue». También aparece en 1 Reyes 11:4 para describir la forma en que las esposas de Salomón le «volvieron» su corazón a otros dioses. El salmista dice que el ama al Señor porque Dios se «vuelve» a él, porque deja de hacer su trabajo para poder ponerle atención en su dolor y sufrimiento. Dios nunca le da la espalda a aquellos que claman a Él con lágrimas. Cuando Dios parece estar alejado, en realidad Él está «inclinándose» a escucharnos.

Porque me rescata

Lea nuevamente los versículos 3 al 6 y 8 al 11 pero ahora, hágalo detenidamente.

Podemos ver que alguna circunstancia trágica había rodeado al escritor. Alguna experiencia terrible y dolorosa le había hecho decir que él estaba cerca de la muerte. Por experiencia personal, sé que el dolor y el sufrimiento pueden ser tan intensos, que la muerte parezca inminente. El salmista clama a Dios con la misma intensidad que lo haría un hombre que va cayendo de un precipicio y en esa situación llega a confesar que ha dudado de Dios y que ha caído en pecado.

Creo que Spurgeon capta muy bien el pathos de la situación del salmista cuando dice:

Así como los cazadores rodean su presa, de tal forma que no haya ningún escape, David se encontraba prisionero en sus sufrimientos mortales. La tristeza, la debilidad y el terror son peones de la muerte con las que ella lo rodeaba.

. . . Horrores que atormentan al perdido se adhirió a mí, me encadenó, me requisó para luego tomarme prisionero. . .  la sentía tan cerca que podía ver sus dientes como los perros cazadores cuando encuentran a su presa.

No obstante, lo maravilloso es que el Señor lo liberó, lo rescató. Aun cuando se sentía sin fuerzas, después de que calumniaron su carácter, de sentirse deprimido, enfermo y conmocionado por el dolor, el salmista testifica que el Señor se quedó a su lado. Dios siempre hará eso. Dios nunca nos abandona. Él nunca abandona un barco que se está hundiendo; Él no huye cuando el enemigo aumenta su fuerza. Nuestro Dios es un experto en lo que respecta a la liberación del ser humano y esa es una promesa para usted.

No es de extrañarse entonces que el salmista diga que va a «andar delante del Señor» (v. 9) como agradecimiento por su liberación. Es una reacción natural querer pasar el tiempo con alguien que se mantuvo con nosotros durante alguna experiencia dolorosa que tuvimos que enfrentar.

Afirmando el alma: Las personas que enfrentan un intenso dolor y sufrimiento con frecuencia comienzan a dudar del Señor. ¿Por qué cree usted que esto sucede? ¿Qué hizo el salmista? ¿Qué hizo usted para contrarrestar la duda? Sabiendo lo que sabe ahora, ¿qué hará si el dolor y el sufrimiento quieren crear duda en su vida?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.