Filipenses 2:5-11

Tom Landry, el que fuera el entrenador principal del equipo de futbol americano los Dallas Cowboys, fue citado en alguna ocasión de haber dicho algo así: «Tengo un trabajo que no es tan complicado realizar, pero que a menudo es difícil: conseguir que un grupo de hombres hagan lo que no quieren hacer para que puedan lograr la única cosa que por toda su vida han querido lograr».

El entrenador Landry, en esa declaración aparentemente contradictoria, describió de qué se trata la disciplina. . . hacer lo que no queremos hacer para poder lograr lo que siempre hemos querido lograr.

Mucho de lo que produce una vida plena es, en realidad, el producto de una contradicción. Los que desean ser los mejores líderes deben demostrar una servitud verdadera. A quienes, al final, se les entrega la supervisión de grandes regiones y extensas responsabilidades, primero han tenido que comprobar que son confiables en las cosas pequeñas. La clase de represalia que es más efectiva es la ausencia de represalia. . . dejando toda la venganza a Dios. Al hacerlo, para citar las Escrituras, «amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre [la] cabeza» del adversario, lo que no es más que superar el mal con el bien —otra verdad contradictoria.

¿Desea unas cuantas más?

La manera de demostrar que usted es sabio no es tanto por el hablar sino por el silencio.

La manera de ponerle fin a una discusión acalorada es a través de una palabra suave. La retada más potente no es una explosión bulliciosa y negativa, sino a través de un modelar que es suave y positivo.

El secreto para ayudar a que otros maduren no es a través de reglas más estrictas y en mayor cantidad, sino a través de la confianza.

Los que son más respetados por su conocimiento y habilidad de atraer a otros a lo mismo no son los que tienen todas las respuestas correctas, sino los que hacen las preguntas correctas.

Los que dan con generosidad tienen mucho más que los que acumulan para sí.

Una hermosa flor, cogida de un jardín personalmente con manos pequeñas, puede significar mucho más que una docena de rosas de tallo largo encargados al florista.

Una nota escrita a mano con amor y afecto persiste en la memoria por mucho más tiempo que una tarjeta comprada.

El perdón es la clave para tratar con nuestros enemigos, no la venganza.

Un abrazo breve, cálido y tierno con pocas palabras le comunica mucho más al doliente que una visita al anochecer, llena de palabras de consuelo y largas oraciones.

Curioso, ¿cierto? A menudo, Dios nos entrega Sus mejores dones por la puerta trasera de nuestras vidas. De maneras inesperadas. . . con sorpresas dentro de las envolturas. Algo parecido a la terapia que Él usó cuando Elías se encontraba con el ánimo bajo, terriblemente desilusionado. ¿Cómo le ministró Dios? Hablaremos de eso el día de mañana.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.