Colosenses 3:23-24

Algunos universitarios creen que el trabajo manual es un libro de referencia. . . hasta que se gradúan. De pronto, la claridad llega. La realidad frunce el ceño. Y ese erudito protegido, sesudo, de piel clara y ojos entrecerrados que se ha graduado de literatura medieval con mención en latín alcanza la mayoría de edad. Experimenta una extraña sensación en lo profundo de su abdomen a dos semanas de haber enmarcado su diploma. Hambre. Una impresionante motivación acompaña esta sensación.

Sus intentos por encontrar empleo son en vano. Los lugares que tienen puestos disponibles realmente no necesitan a un tipo con maestría en literatura medieval. Ellos ni siquiera pueden deletrear eso. ¿A quién le importa si un conductor de camiones entiende de poesía europea del siglo doce? ¿O qué importa si el joven reponedor de producto en una tienda de alimentos le puede indicar la novena letra del alfabeto latín? Cuando se trata de conseguir un empleo, la mayoría de los empleadores son notoriamente pragmáticos y poco sofisticados. Están buscando a personas que tienen entre sus orejas algo más que arrugas académicas grises. En realidad, no les importa en absoluto cuánto sabe un joven o una señorita. Lo que buscan es alguien que pueda poner a trabajar el conocimiento que han adquirido, sea que su área sea la geología o la contabilidad, la ingeniería o la plomería, la física o la peluquería, el periodismo o la soldadura.

Eso no sucede por sí solo. La gente que está en gran demanda hoy es la que puede verlo en su imaginación‒ después llevarlo a cabo. Aquellos que visten sus sueños atrevidos en una ropa práctica de mezclilla. Eso requiere una medida de don, una pizca de habilidad y ¡una tonelada de disciplina! El ser práctico requiere que conduzcamos dentro de la realidad, manteniéndonos flexibles en las intersecciones en que alumbran las luces intermitentes de pare y siga. También demanda una comprensión de otros quienes conducen de una manera que les permite evitar accidentes.

Otra evidencia de practicidad es ser constante en tener conciencia del tiempo. La vida de una persona práctica es bastante sencilla y usualmente metódica. La mente práctica prefiere cumplir con la fecha límite y contentarse con objetivos limitados en lugar de lograr lo máximo, pero acabar con atraso.

Las expresiones favoritas de un alma práctico suelen comenzar con «¿qué?»

¿Qué requiere este trabajo?
¿Qué espera usted de mí?
¿Qué fecha límite tengo?
¿Qué técnicas debo usar?

O «cómo» y «cuánto». . .
¿Cómo funciona?
¿Cuánto tiempo demorará?
¿Cuánto es su costo?
¿Cuán rápido puede ir?

Los soñadores no se llevan tan bien con los pragmáticos. Cuando entran en contacto se irritan unos a otros. . . pero ambos son necesarios. Quite el primero de ellos y el resultado será al predecible y aburrido. Quite el segundo de ellos y tendrá ideas creativas sin ruedas, visiones refinadas sin asideros. . . e irá a la banca rota tratando de hacerlas despegar de la pista.

La Biblia está llena de hombres y mujeres que soñaron sueños y vieron visiones. Pero no se quedaron allí. Tuvieron fe, eran personas que vieron lo imposible, pero mantuvieron sus pies bien plantados en el planeta tierra.

Tome el caso de Nehemías. ¡Qué hombre! Él tenía la tarea de reconstruir la muralla de piedra alrededor de Jerusalén. Pasó días pensando, orando, observando, soñando y planificando. ¡Pero qué práctico fue también! Él organizó a una turba en equipos de trabajo. . . enfrentó la crítica de manera realista. . . se mantuvo en la tarea sin andar apagando incendios menores. . . lograba cumplir con las fechas propuestas. . . y no se pasó del presupuesto.

O tome el caso de Abigaíl. ¡Qué mujer! Ella estaba casada con un despreciable de lo más bajo, su nombre Nabal. Por ser falto de sabiduría, codicioso, prejuicioso y egoísta encolerizó a sus empleados. Ellos hicieron planes para matarlo. Abigaíl, siendo una mujer de fe, reflexionó acerca del complot, oró y planificó. Entonces ella hizo algo significativo. Preparó una comida para aquellos hombres hambrientos y molestos. ¡Dama inteligente! A causa de su practicidad, la vida de Nabal fue salvada y un grupo de hombres airados fueron calmados y alejados.

Es la persona práctica, escribe el ensayista americano Ralph Waldo Emerson, quien posee «una fibra en tiempos de terror que mantiene la admiración de los más sabios». Tan cierto. Lo sorprendente de la persona práctica— puede que no sea quien disfrute más o quien tenga los pensamientos más profundos, pero ¡pocas veces pasa hambre!

¿Está usted recién terminando los estudios? ¿Buscando un empleo? ¿Será esta la razón por la qué se siente desanimado? Recuerde esto‒ los sueños son grandiosos y las visiones son divertidas. Pero al final, cuando llega el tiempo de pagar las cuentas, serán pagadas a base de trabajo manual. Actividad laboral. . . trabajo duro probado en el horno de la practicidad.

Quiero animarle. . . póngase al tanto. Es decir, sea práctico.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.