Uno invierte más de un tercio de la vida en el trabajo. Marca su tarjeta de entrada, enciende la computadora, arranca su motor a las 8:00 A.M., descansa unos minutos a mediodía, pero tiene su mente y cuerpo engranado con el trabajo hasta que el sol se pone. Y al siguiente día, a repetirlo todo. ¿Le suena familiar?
En medio de todo esto, ¿cómo podemos cultivar nuestra relación con Dios? La tentación más fácil es de dividir la vida en dos partes: la carrera, como lo público; la fe, como lo privado.
Pero considerando la cantidad de la vida que uno pasa concentrado en la carrera, tal vez ese sea el lugar ideal para cultivar su relación personal con Cristo. ¿Puede identificarse con estas áreas comunes en donde su fe se encuentra con la vida práctica?
Poniéndole una Cara a la Fe
Sus compañeros de trabajo saben que usted es “religioso” porque . . .
Usted ha mencionado ocasionalmente que asiste a una iglesia.
Usted ha prometido orar por ellos cuando ellos atraviesan una crisis.
Hay simplemente “algo” en usted; que es diferente, y atractivo al mismo tiempo.
Ellos le han visto atravesar una crisis y usted todavía mantiene ese “algo.”
Sea cual sea su estilo, pídale al Señor Jesucristo que haga de su vida “la fragancia de su conocimiento” (2 Corintios 2:14). Busque maneras de modelar la gracia de Dios y mantenerse “siempre preparado para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que le demande razón de la esperanza que hay en usted” (vea 1 Pedro 3:15).
Comentarios Acalorados y la Ley del Hielo
En su día de trabajo, ¿alguna vez se ha hallado pensando?. . .
Quisiera poder tener una conversación que no termine en discusión.
Su nota me aturdió. ¿Cómo puede él pensar eso de mí? ¿Por qué debo ser yo el que tiene que decir algo? Simplemente me achacaron la culpa. Este lugar parece una telenovela. A veces parece un drama. A veces, una comedia; pero nunca es un lugar feliz.
A veces en el escenario del conflicto, su fe se fortalece más. Aun frente a las luchas por el poder o malos entendidos, usted puede confiar que Dios tiene el control. Pídale que le ayude a modelar Efesios 4:31-32 (RVC): “Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, . . . En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo.”
Por Sobre su Cabeza
Alguna vez, en su día de trabajo, ¿se ha hallado pensando . . .
¿Cómo fue que yo acabé aquí?
Por fuera puede parecer que yo “lo tengo todo resuelto,” pero espero que nadie se dé cuenta de que el corazón por poco se me sale del pecho.
¿Qué es lo que la gente realmente espera de mí? ¿Estaré llegando a la altura?
¿De qué manera podré vivir para Dios en este lugar?
Hace siglos una mujer llamada Ester nos dio una respuesta. La lección de la vida de ella, tanto como la de usted, se puede resumir en Ester 4:14: “¿Quién sabe si [Dios te puso en ese lugar] para un momento así?” Dios ha planeado cada acontecimiento en su empleo de modo que usted tenga una oportunidad de confiar en Él. (Medite en Proverbios 3:5 -6). ¿Qué es lo que necesita poner en las manos de Dios hoy?
Al dirigirse mañana a su trabajo, crea que Dios también está obrando, en los conflictos, en las oportunidades, y en la esencia de su día.