Pregunta: Detesto volver a casa, a mi departamento. Es frío y oscuro. Lo primero que hago es encender el televisor simplemente para oír voces humanas. Como a solas, cambio canales, tal vez leo un poco, y luego me voy a la cama. He entablado y terminado relaciones personales, y ninguna ha resultado bien. Veo a las parejas en el centro comercial caminando tomados de la mano, y mi corazón anhela una persona que comparta mi vida. Sé que la gente puede ver la soledad de mis ojos, y probablemente eso las espanta, pero, ¿qué puedo hacer?
Respuesta: Lamentamos que usted luche con la soledad como lo indica. El clamor de todo corazón humano es compañía. Dios nos hizo para vivir en relaciones personales unos con otros, y es natural sentir que el alma le duele a uno cuando uno está solo.
Tal vez sea sorpresa para usted saber que muchos creyentes luchan con la soledad. El pastor A. W. Tozer una vez dijo: “La mayoría de grandes almas del mundo han sido solitarias.”1 Piense en los santos en las Escrituras que se sintieron solos, y considere las razones para su soledad. Job se sintió solo en sus problemas (Job 6:14-15); José, en el rechazo que su familia (Génesis 37:23-28); Elías, como resultado de intensa guerra espiritual (1 Reyes 13:10, 14); David, como resultado de los implacables ataques del enemigo (Salmos 25:16); Jeremías, debido a que se mantuvo firme por el Señor (Jeremías 15:15-18); y Jesús, en el huerto del Getsemaní, cuando más necesitaba de sus amigos (Mateo 26:36-45).
Sí, incluso el Hijo de Dios sabe lo que es estar solo. ¿No es consolador pensar en esto? Jesús anduvo en este valle antes que nosotros. Él sintió el ataque de Satanás en el desierto solitario de la tentación. Sintió la estocada del aislamiento en el huerto del Getsemaní; y sintió la soledad máxima en la cruz cuando llevó nuestro pecado. Debido a que Él ha ido antes que nosotros, Él es nuestro salvavidas de esperanza. El autor de la carta a los Hebreos nos asegura:
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:15-16)
Jesús le encontrará en su soledad con una palabra comprensiva y un corazón compasivo.
Con Cristo, usted puede estar solo sin sentir la tristeza por hallarse solo. Ahora mismo, el hecho de estar solo es como un desierto emocional, en donde el paisaje está vacío y usted siente el calor del sol y una sed horrible de compañía. Ahora bien, contraste esta imagen de un desierto con la imagen de un huerto. Imagínese que está a solas en un huerto, escuchando los calmantes sonidos de los pájaros, y el relajante susurro de la brisa entre los árboles. En el huerto, usted disfruta estando a solas, una sensación enteramente diferente. La soledad trae refrigerio, paz y significado.
¿Cómo puede usted empezar a sentirse menos como estando en un desierto y más como estando en el huerto de Dios?
Primero, manténgase cerca al Señor mediante la oración y la lectura de la Biblia. Dios le invita a que le cuente todo lo que usted atraviesa:
Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio. (Salmo 62:8)
Pase tiempo en los Salmos; sus compositores a menudo escribieron desde la soledad, así que esos poemas son grandes herramientas para profundizar su andar con Dios, aun cuando Él parezca distante y ajeno. Usted querrá memorizar algunos pasajes o incluso unos cuantos Salmos enteros que le hablen.
Segundo, busque personas que necesitan un amigo y muéstreles el amor de Cristo. Busque personas que es probable que se relacionen con usted, aquellos con quienes usted tiene intereses comunes. A menudo los que nos rodean también se sienten solos y buscan compañía. Tal vez usted pueda conectarse con otros en su iglesia o en su barrio.
Tercero, busque situaciones que naturalmente se brindan para cultivar relaciones de amistad. Las amistades raras veces brotan como resultado de algún encuentro casual; a menudo se desarrollan al pertenecer a un grupo cuyos miembros tienen una identidad común. Equipos deportivos o de recreación, clubes de lectura, o grupos de intereses especiales son ejemplos de este tipo de grupos. Tal vez sus pasatiempos o destrezas podrían servir en un ambiente de grupo. Piense en grupos de los cuales usted gustaría ser parte y únase a uno o dos. Se sorprenderá agradablemente por los resultados.
Una de las mejores maneras de cultivar relaciones personales es servir en su iglesia. La mayoría de iglesias ofrecen docenas de oportunidades para servir, y cada una de ellas lo unirá a otros. El trabajo voluntario es uno de los mejores ambientes en los cuales entablar amistad con otras personas. Cada vez que su iglesia organice un día de trabajo, preséntese. Si las oportunidades surgen para que usted sirva en comités o equipos de liderazgo, aprovéchelas. Si hay alguna ocasión de unirse a un equipo de servicio que ayuda a los necesitados, únase. Trabajar con otros creyentes rápidamente promueve unidad y amistad. Como sabe, cultivar las relaciones personales sólo el domingo por la mañana puede ser frustrante, porque todos están apurados.
Los estudios bíblicos en el hogar también proveen un ambiente que conduce al compañerismo. Si su iglesia tiene tales grupos, únase a alguno. A lo mejor usted también puede organizar un grupo así en su casa.
Los retiros de iglesia también son excelentes lugares para cultivar relaciones personales. Sea una salida en un picnic del grupo a un parque de la ciudad o un fin de semana en las montañas, las actividades puertas afuera proveen muchas oportunidades para la interacción.
Usted mencionó su frustración al salir con personas del sexo opuesto. Los orientadores bíblicos a menudo dan los siguientes consejos a personas que sienten que su soledad las hace más vulnerables. Tenga cuidado; evite entablar relaciones personales sólo para aliviar su soledad. Las mejores relaciones personales surgen en momentos cuando usted se siente más contento y estable. La ironía es que cuando usted se siente menos desesperado, hallará las relaciones personales más saludables, porque usted toma buenas decisiones.
Trabaje en estos puntos con un orientador, pastor o buen amigo creyente.
- Lleve un diario de sus sentimientos.
- Escriba un relato de su soledad, o tal vez un historial de su soledad. Puede incluir cuadros de revistas para mostrar cómo sentía la soledad en momentos diferentes. (Incluso cuando usted llevando una relación personal, puede haberse sentido solo. Incluya también esas ocasiones).
- Cuando se sienta tentado a seguir saliendo con una persona para aliviar su soledad, pregúntese: “¿Está este individuo interesado en mí solo porque estoy solo y vulnerable?” Quítese los lentes color rosa que oscurecen la verdadera naturaleza de la otra persona.
- No empiece una nueva relación personal mientras no haya resuelto su soledad. Los sentimientos de soledad le impedirán que piense con claridad o perciba el peligro.
- No intente huir de la soledad. Acepte el dolor. Deje que las lágrimas corran. Atraviese el valle oscuro en lugar de huir de él o evadirlo. Usted sabrá que está listo para una relación personal seria cuando pueda estar solo y sentirse contento en el Señor.
- Dese cuenta de que la soledad puede descender a la depresión, así que vigile señales que necesite consultar con un médico, como cambios en los hábitos en cuanto a comidas o a dormir, ganar o perder peso, preocupación con pensamientos de muerte, sentimientos de tristeza o desaliento que duren por un par de semanas, inhabilidad para concentrarse o disfrutar de actividades agradables, y fatiga.
Dios puede convertir sus desiertos en huertos. En realidad puede. Que usted halle la paz de Dios en su lugar de soledad.
- A. W. Tozer, The Best of A. W. Tozer: 52 Favorite Chapters, compilado por Warren W. Wiersbe (Harrisburg, Pa.: Christian Publications, 1978), 1981.