El Señor usa las frustraciones para llevarnos a nuestro propio Tarso, conocido también como su cuarto de espera. Allí, Él comienza a trabajar en lo más profundo de nuestra alma hasta que, al igual que Saulo, logramos tener una nueva perspectiva que nos permite luego confesar: «Cuando soy débil, Él es fuerte».
Vida Cristiana
Salido de las sombras
Aunque usted es una persona que ha tenido una buena educación, tiene experiencia y se desempeña bien en su campo de actividad particular, ahora se halla esperando. Se pregunta, y quizás ya se esté preocupando, si este período de espera será permanente.
Terca dependencia
Si usted está muy apurado, puede hacer que las cosas funcionen a su manera. Pueden tener todas las características del éxito, pero no serán a la manera de Dios. Deténgase y piense en esto.
Una humilde dependencia
En vez de apresurarnos por ser el centro de la atención, tenemos que aceptar nuestro rol en las sombras. Lo digo muy en serio. no se engrandezca a sí mismo. No busque estar al frente. No insinúe nada. Deje que sea otro quien lo haga. Mejor aún, deje que Dios lo haga.
El hijo de consolación
Le animó a dar un paso al frente como lo hizo Bernabé en favor de Saulo. Busque esa persona que necesita una segunda oportunidad, dele una gran dosis de gracia para ayudarle a comenzar de nuevo en la vida cristiana.
Uno no tan conocido
Por fortuna, en medio de esos tiempos, Dios nos da fielmente personas no tan conocidas que se acercan a nosotros para decirnos: «Yo estoy contigo. Permíteme que te ayude en esto que estás viviendo».
¡Tome las cosas con calma!
Sí vamos a acabar con el tormento de superficialidad que ensombrece nuestras vidas, es esencial que saquemos tiempo para descubrir lo que realmente importa. No Espere hasta que el médico le diga que le quedan solo seis meses de vida.
Retiro al desierto
En silencio y a solas, Pablo ahondó en los insondables misterios de la soberanía, la elección, la maldad, la deidad de Cristo, el poder milagroso de la resurrección, la Iglesia y las cosas futuras.
Un héroe olvidado
Saulo, quién sin duda tenía todavía sobre sus ropas las manchas de sangre de los cristianos que había torturado, está ahora con los brazos extendidos y anunciando: «Estoy aquí para darles testimonio de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios».
Lanzarse por fe
Obedecer a Dios hace que las raíces de la fe se vuelvan más profundas. Y esa obediencia estimula el crecimiento de todas las áreas de la vida.

