La mujer sunamita entendió la importancia de perseverar en la fe sin importar las circunstancias de la vida. Su fe le enseñó a mirar no solo a sus propias necesidades, sino también a las necesidades de los demás.
2 Reyes
Redirigir nuestra mirada
Nuestro deseo, en verdad, es tener con el Padre la misma intimidad que tuvo el Hijo durante todo su ministerio y sufrimiento. No hay mejor cumplido que el que otras personas digan de nosotros que: «Cuando estoy con esa persona, es como si estuviera en la misma presencia de Jesús».
«Manto» de poder
A través de los siglos, Dios ha tenido sus hombres y mujeres en cada era para que realicen su trabajo. Ni una sola vez se ha quedado frustrado, preguntándose: ¿Qué hará ahora mi pueblo, ya que tal persona se ha ido? ¿Qué hará ahora que ella no está más con ellos? Nuestro Dios-Creador es omnipotente. Él nunca está necesitado de ayuda.
Tiempo de escrutinio
El renunciar a lo personal no nos llega de manera natural. Es una virtud que se aprende (muchas veces de manera dura), estimulada por unos pocos y modelada por un número menor aún.
Sin pelos en la lengua
Aprenda una lección permanente de Elías. Manténgase firme en la verdad y cuídese del enemigo. El enemigo no solo juega sucio, sino que también juega para quedarse con todo, y él está jugando por su alma.
Valentía invariable
La valentía de los hombres y las mujeres del Señor se demuestra por su disposición a enfrentar condiciones desagradables, incluso circunstancias amenazantes, con una calma admirable.