Filipenses 3:20

«Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo». (Filipenses 3:20)

PADRE, NOS DELEITAMOS esperando con expectación el regreso de Tu Hijo. Gracias por decirnos acerca de Su venida y no dejarnos con alguna duda o desesperanza. Al mismo tiempo, te agradecemos por no decirnos todo. Si todos los detalles de la venida de Jesús hubiesen sido claramente explicados, ¿quién necesitaría caminar en fe? ¿Cómo mantener nuestra atención y captar nuestra curiosidad, especialmente en esos momentos, en este planeta, cuando de repente nos imaginamos, éste podría ser el día?

Gracias por darnos la instrucción necesaria para prepararnos para esa eternidad contigo. Gracias Padre, por Tu Hijo, quien terminó Su misión mientras estaba aquí en la tierra y regresará por nosotros en cualquier momento.

Te agradecemos por el gozo que fluye al anticipar tal evento. Las preocupaciones de esta época finalmente acabarán. Esas enfermedades terribles, esas pruebas dolorosas y los dedos lúgubres de la muerte alrededor de nuestro cuello se irán para siempre. Los sufrimientos, las promesas incumplidas y los dolores pasarán cuando veamos cara a cara al Salvador. ¡Qué maravilloso será! Te exaltamos, Señor. Y alabamos Tu maravilloso nombre por incluirnos en Tus planes eternos.

Aun así, ven pronto. Señor Jesús. Amén

Véase también Salmos 21:6; 98:1-9; Isaías 26:19; 1 Tesalonicenses 2:19.

EL REGRESO DE CRISTO HECHO PRÁCTICO
La otra noche, mi esposa y yo disfrutábamos de una tranquila conversación. Por alguna razón terminamos hablando del regreso de Cristo. Durante nuestro diálogo, un pensamiento se mantenía en nuestras mentes: «Él volverá. ¡Qué diferente será todo!».

Es asombroso notar la renovación mental que ocurre en nuestra escala de valores. El regreso de Cristo nos lleva a lo básico, ¿cierto? ¿Con qué frecuencia dedicamos tiempo a cosas que ciertamente necesitan nuestra atención. . . pero que abruptamente se saldrán de enfoque al sonido de la trompeta? Tal parecía que Dios me estaba diciendo: «Mantén las manos abiertas, hijo mío y recuerda que lo más importante es la eternidad conmigo».

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que usted, o los suyos, han medito sobre esto? Si usted es como yo, quizá ha pasado mucho tiempo. Aquellas personas que son más prácticas que místicas, que son más realistas que idealistas, tienden a pensar en eso solo en los funerales o al escuchar de experiencias al borde de la muerte. La mayoría de nosotros nos preocupamos más por el presente que por el futuro.

Por favor, medite en esto: el futuro regreso de Cristo tiene enormes implicaciones en el presente.

Consideremos algunos ejemplos que nos ayuden a pensar en ello. Viva cada día para Su gloria (como si fuera su último). Haga su trabajo de manera diligente ya sea en la oficina o en la casa, por amor de Su nombre (como si Él no regresara en los siguientes diez años). Comparta las buenas nuevas de Jesús cada vez que tenga una oportunidad y mantenga una actitud equilibrada, alegre, amable, y estable.

Mi deseo es que anticipemos Su regreso día tras día.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.