Génesis 42:21-24

Cuando usted le ha hecho un mal a alguien y no ha experimentado el proceso necesario para subsanar el asunto con esa persona y con Dios cuando usted no ha enfrentado plenamente su pecado, se convierte en víctima de la misma angustia que le hizo vivir a ese individuo. «A pesar de ver la angustia de su alma cuando nos pedía compasión, no le escuchamos».

En el cuento El corazón delator de Edgar Allan Poe, en él el asesino no puede dormir porque sigue oyendo los latidos del corazón de su víctima que está en el sótano. Por supuesto, no estaba oyendo al corazón de la víctima; era su propio corazón el que latía con violencia, reverberando en su mente. Su sentimiento de culpa lo despertaba, lo torturaba y finalmente lo llevó a revelar que él era el asesino.

El delito de los hermanos tenía más de 20 años de haber ocurrido, pero ellos todavía sentían la angustia del mismo. Es que el tiempo no borra la angustia. Tenemos evidencia de eso en nuestra propia vida. Sabemos, por experiencia propia, lo que son los recuerdos inevitables de nuestra culpa. El caos emocional que producen las consecuencias de nuestro pecado puede ser tan catastrófico, que hasta nos enfermamos físicamente.

No tenemos que preguntarnos que sintió José cuando escuchó las palabras de sus hermanos, cuando les escuchó reconocer su pecado por lo que habían hecho. Se nos dice que tuvo que salir de la habitación para poder llorar. ¡Lágrimas de alivio y alegría! José entendió bien una de las razones por la que estaban quebrantados. Ellos habían estado durante tres días en un encierro, y el sabía lo que era eso, porque el había pasado años en una cárcel. Sabía lo que eso podía hacerle a una persona. También sabía que cuando Dios viene a tocar unos hombros encorvados ya quebrantar a un corazón culpable, no se limita a un leve toque de suave reprensión.

Había llegado la hora de que los hermanos de José pagaran la factura vencida. Y como esta se volvía siempre más grande delante de sus ojos, ellos reconocieron honestamente: «¡Somos culpables!».

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.