Jueces 16:4-21

«Pues los labios de una mujer inmoral son tan dulces como la miel y su boca es más suave que el aceite» (Proverbios 5:3). Esto es cierto de una mujer que usa su encanto femenino para seducir y engañar a los hombres moralmente débiles para que caigan en pecado.

Dalila era ese tipo de mujer, y Sansón era ese tipo de hombre.

Dalila vivía en el valle de Sorec, valle que Sansón conocía bien. Por un lado, estaba el pueblo filisteo de Timná, donde se había enamorado de una mujer filistea (Jueces 14:1–2). Y del otro lado estaba Zora, el pueblo del padre de Sansón (13:2).

Fue ahí en el valle de Sorec donde los gobernantes de los filisteos sobornaron a Dalila para que engañara a Sansón y le confesara el secreto de su fuerza. Sansón era fuerte físicamente, pero moralmente débil y fácil de conquistar. En tres ocasiones, mientras Sansón la pasaba bien en casa de Dalila, ella lo presionó para que le contara su secreto. Sansón bromeando dijo a Dalila que si le ataran con siete cuerdas de arco que sean nuevas y que aún no se hayan secado, se volvería tan débil como cualquier otro hombre, pero no fue así. Pero usando su encanto y persistencia, Dalila finalmente descubrió la verdadera debilidad de Sansón. El secreto estaba en su pelo largo y hermoso —crecido desde su nacimiento en observancia del voto nazareo de Sansón de nunca cortarlo (Jueces 13:5).

Dalila puso a dormir a Sansón en su regazo y avisó a los filisteos quienes estaban esperando para capturarlo. Cortaron el pelo de Sansón, lo atraparon y le arrancaron los ojos y lo obligaron a moler el grano en la prisión de Gaza.

¿Y Dalila? Siguió con su vida.

Dalila sabía que podía usar su cuerpo como arma. Las mujeres pueden usar la ventaja visual para manipular y controlar hombres débiles o fuertes en momentos débiles. Cuando una mujer usa su cuerpo como herramienta, esto causará problemas.

Adaptado del libro, Las Sabias y las Audaces. Publicado por Visión Para Vivir. Copyright © 2023 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.