Lucas 10:39-42

Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a él, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada. Lucas 10:39-42

 

PADRE, RECONOCEMOS que la preocupación no es sencillamente un mal hábito si no un pecado… un pecado repetitivo. La preocupación transige nuestra comunión con Dios y con los demás. Te agradecemos que la muerte de Tu Hijo Jesucristo proveyó el pago total por nuestros pecados, incluyendo el pecado de la preocupación. Confiamos en que te encargarás de nuestras preocupaciones.

Tal como lo dijo el salmista, queremos arrojar nuestras cargas en el Señor y Él nos sostendrá. Él nunca permitirá que el justo sea conmovido.

Oramos para que calmes nuestros corazones. Mientras lo haces, por favor danos esa confianza clara y segura de Ti. Llévate esas cosas que sin necesidad provocan preocupación—esas cargas que nos han agotado por mucho tiempo—y bórralas de nuestra mente. Por favor, más bien enséñanos a enfocarnos en Ti—a sentarnos a Tus pies en silencio. Y al entregar la pesada carga de la ansiedad sobre Ti, confiamos que nos darás una paz que sobrepasa todo entendimiento y con ello la confianza de que estás obrando—aun cuando nosotros seguimos en las mismas circunstancias. Te agradecemos de antemano por la forma en que vas a lidiar con estas cargas que agobian nuestro corazón. Gracias por la forma en que te deshaces de esas ansiedades que nos alejan de las cosas importantes de la vida.

Te lo agradecemos en el nombre de Cristo, nuestro Señor y Salvador. Amén.

Véase también Salmos 55:22; Proverbios 12:25; Isaías 26:3; Mateo 6:31-34; Filipenses 4:6-7; 1 Pedro 5:7.

 

CÓMO DESPERDICIAR SU TIEMPO

La mayoría de los libros de auto ayuda siguen el mismo tema: cómo aprovechar el tiempo al máximo… cómo aumentar su eficiencia… cómo hacer que cada momento valga la pena.

No obstante, me gustaría hablar de lo opuesto. Quiero decirle cómo puede usted desperdiciar su tiempo. Sólo necesita un método comprobado: preocuparse mucho.

Desde que inicia la mañana comience a preocuparse y aumente su ansiedad a medida que pasan las horas. Una buena forma de obtener ideas sobre cómo preocuparse es mirar las noticias. Vea el periódico o la Internet y allí encontrará información negativa y desalentadora. No olvide ver las noticias de la tarde por la televisión. También, revise constantemente su teléfono inteligente para buscar las calamidades de último minuto. De esa forma, usted podrá pasarse el día con un estómago revuelto gracias a ellas.

Algo que también he descubierto que es muy útil para llenar mi mundo de preocupación es reflexionar sobre mis fracasos. Si usted es padre de familia, piense en aquello que usted hizo incorrectamente por sus hijos. Medite bien y con calma en lo que usted debía haber hecho pero no hizo. Eso hará que la culpabilidad tenga luz verde para desanimarlo.

Si desea agregar un poco de variedad, también recuerde aquellas cosas que usted no debió haber hecho, pero hizo de todas maneras. El remordimiento y la vergüenza inflaman la preocupación.

¿Qué otras cosas nos pueden traer preocupación? Su peso. Las cosas que no le gustan de su matrimonio o de su empleo. El clima. Sus finanzas. Además, pasar tiempo con personas negativas es otro secreto que no querrá olvidar.

Cuando usted pone en práctica estas sugerencias, usted puede olvidarse de las complicaciones relacionadas con ser feliz, eficiente y productivo. Ahora, ya puede pensar en todos los beneficios de todo el tiempo desperdiciado. Pero pensándolo bien, no puedo pensar en ninguno.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.