Salmos 131

Así como nos sucede a todos nosotros en momentos especiales, David aprendió un principio muy importante y quiso compartirlo. Él quería que todo su pueblo participara con él de esta experiencia gozosa. David concluye el Salmo 131 con una exhortación a la nación que Él dirige:

Versículo 3

Espera, oh Israel, en el Señor desde ahora y para siempre.

Permítame hacerle un comentario personal. Esta canción de David ha sido muy reconfortante para mí. Me encanta su calma pacífica. He necesitado el mensaje de este salmo. Quizás usted también. Es posible que Dios le esté «destetando» de su arrogancia. Tal vez usted se ha dejado llevar por la fama de este mundo, solo para darse cuenta de que no es duradera. Ha creído en alguien solo para ver cómo le falla y se vuelve en contra suya. Es muy posible que usted haya sido atrapado por la trampa de la auto exaltación y recientemente cayó miserablemente. Tal vez usted estaba acostumbrado al honor y a ser una figura pública, pero al igual que Moisés, todo eso se ha ido, al menos por un rato. Quizás ya nadie necesita su talento, o su trabajo, o su consejo.

Tal vez se pregunte: «¿Qué está sucediendo?» La arrogancia no disfruta vivir esas experiencias de humildad; la paciencia debe tomar el control y exigirle de manera consciente a nuestra alma que se serene en momentos así. Pero, «¿por qué?». Dios responde esa pregunta en el Salmo 131.

Quizás usted ha sido «destetado» de la madre de la importancia, del prestigio, del aplauso público, del honor y la arrogancia. ¿Quién realiza el destete? ¿El niño? No, nunca. La acción del destete no es algo que el niño haga si no algo que le hacen al niño. Lo que tenemos que hacer es someternos. Dios es responsable. Él está deshaciéndose de cada plataforma que usted usa como apoyo para que usted mismo tenga que buscar su apoyo en Dios (Vea Proverbios 3:5-6). Dios está cambiándole su dieta. Él quiere que usted deje la leche de la inmadurez y empiece a comer la carne de una humildad genuina. Y Él desea que usted aprenda esto, «desde ahora y para siempre».

Afirmando el alma: ¿Hay alguien que usted admire por su humildad genuina? Haga el esfuerzo de enviarle una tarjeta de agradecimiento a esa persona expresándole su gratitud. Sea específico y detallado. Luego de hacerlo, no la firme y envíele esa carta de manera anónima.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.