Salmos 139

La canción de David acerca de Dios analiza el diseño del cuerpo humano y el cuidado individual que Dios tiene por la concepción de cada uno de los seres humanos. La vida de ninguna persona está fuera del cuidado de Dios y Él le da un propósito a cada persona. El Salmo 139 lleva a David a la cima del éxtasis cuando exclama:

¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo (vv. 17-18).

Permítame unir la letra de esta canción que aparece en los versículos 13 al 18 ahora en forma de paráfrasis de tal forma que veamos todo lo que hemos descubierto hasta este punto.

Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
y me entretejiste en el vientre de mi madre.
¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
Me viste antes de que naciera.
Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara.
Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios.
¡No se pueden enumerar!
Ni siquiera puedo contarlos;
¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
¡todavía estás conmigo!

(Versión Nueva Traducción Viviente)

Esto hace que David considere su futuro. Si Dios fue tan detallista sobre su nacimiento, diseñó su cuerpo y le confirió un propósito, entonces ciertamente el Señor ha diseñado su futuro. ¿Cuánto me ayuda y me protege Dios? El afán de la inseguridad comienza a deshacerse cuando nos damos cuenta de la forma perfecta en que Dios nos diseñó a cada uno de nosotros y especialmente cuando descubrimos lo mucho que Él nos ayuda. El compositor no escatima en sus palabras de los siguientes versículos.

¡Oh Dios, si dieras muerte al impío
de modo que los sanguinarios se apartaran de mí!
Porque contra ti urden planes;
se rebelan en vano contra ti.
¿Acaso no aborrezco, oh Señor, a los que te aborrecen
y contiendo contra los que se levantan contra ti?
Los aborrezco por completo;
los tengo por enemigos
.

En seis diferentes ocasiones David se refiere a los enemigos de Dios en términos muy fuertes. No estamos hablando de enemigos pasivos o moderados del Señor; estos enemigos eran personas sinvergüenzas, iracundas, llenas de odio que despreciaban a Dios y al pueblo de Dios. Asociarse con ellas contaminaría el testimonio de cualquier santo y por ello David declara su separación al decir: «ֿlos tengo por enemigos» (v.22).

¿Qué es exactamente lo que David le pide a Dios? «Muerte al impío» (v. 19a). Para él, el Dios de los cielos es maravilloso, puro, santo, justo y bueno. Su deseo era ser como Él tal como lo dice Efesios 5:1: «Sean imitadores de Dios como hijos amados».

Afirmando el alma: ¿Con quién pasa usted la mayoría de su tiempo? ¿Tiene usted alguna relación con aquellos que desafían y niegan el nombre de su Salvador? ¿Tiene usted una amistad profunda con aquellos que son claramente enemigos de la justicia? ¿De qué manera esa asociación continua con los enemigos de Dios, hace que una persona se sienta insegura?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.