Salmos 19

David comprimió una gran cantidad de teología en un espacio muy pequeño del Salmo 19. Desafortunadamente, solo podemos enfatizar algunos aspectos importantes de estos catorce versículos ya que el tiempo o el espacio no nos permiten profundizar en cada uno de ellos. Sin embargo, le sugiero que tome el bosquejo y lo utilice como una guía personal, un estudio individual de este magnífica composición. Ciertamente es un tesoro de verdad.

Por seis versículos, David mira hacia el cielo. Medita en el vasto universo que rodea nuestro pequeño globo, esa parte que nosotros llamamos el espacio exterior.

El mundo que Dios ha creado

Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día, y una noche a la otra declara sabiduría. No es un lenguaje de palabras ni se escucha su voz; pero por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso un tabernáculo para el sol; y este, como un novio que sale de su dosel, se alegra como un valiente que emprende la carrera. En un extremo del cielo está su salida, y en el otro está su punto de retorno. ¡Nada hay que se esconda de su calor! (vv. 1-6)

David celebra el poder y la majestad de Dios, diciendo que Dios utiliza «los cielos» y «el firmamento» para declarar su grandeza (v. 1). Luego el poeta rey nos recuerda que esta enunciación es (1) consistente — «día a día… noche a noche»; (2) silenciosa — «no es un lenguaje de palabras ni se escucha su voz»; y es (3) universal — «por toda la tierra. . . hasta el extremo del mundo». Según esta canción, el universo majestuoso de Dios contiene un mensaje. De hecho, es un anuncio monumental. A pesar de la hora, el lugar o nuestro idioma, si miramos hacia arriba, podemos «oír» su mensaje.

Tenemos un Creador cuyo poder sobrepasa a todos los reyes y gobiernos humanos. Y ya que la autoridad implica responsabilidad, podemos estar seguros que este gobernador principal requerirá que todos sean juzgados ante él.

Tal como lo escribió Pablo:

Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia detienen la verdad. Porque lo que de Dios se conoce es evidente entre ellos pues Dios hizo que fuese evidente. Porque lo invisible de él —su eterno poder y deidad— se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas de modo que no tienen excusa. (Romanos 1:18-20)

¿Comprendió eso? Dios revela «Su eterno poder y deidad» tan claramente de modo que nadie «tiene excusa». No permita que nadie le diga que Dios se ha escondido del mundo. Todo ser inteligente vive cada momento que está despierto bajo el constante recordatorio de la presencia, la soberanía y el poder de Dios. La incredulidad obstinada hace que la humanidad pase por alto el mensaje persistente de Dios. Cualquiera que lucha con el misterio de silencio divino, ya sea mientras se recupera tras un desastre, la pérdida de un ser querido o el dolor de un divorcio solo necesita mirar hacia arriba. Dios está hablando.

Más específicamente aun considere el simbolismo del sol en el salmo 19:4-6. Ambas cosas, su apariencia y su actividad responden a cualquiera que pregunte: «¿Existe un Dios?» Solo Dios podría crear, mantener y utilizar tal ente celestial. Su tamaño, temperatura y su distancia con respecto a nosotros (gracias al sistema del filtro perfecto de nuestra atmósfera), nos provee con el nivel adecuado de luz y calor.

Afirmando el alma: ¿Qué parte de la naturaleza le asombra más? Ya que cada cosa creada en el universo testifica de su Creador, tal vez sería una buena idea dedicar un tiempo a observar o aprender acerca de su obra. ¿Cómo y cuándo puede empezar a hacerlo?

La incredulidad obstinada hace que la humanidad pase por alto el mensaje persistente de Dios.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.