El Salmo 149 anima al pueblo de Dios para que le alabe en todo momento, a pesar de las circunstancias. En épocas de bendición, ¡alábele! En épocas de sufrimiento, ¡alábele! En épocas de guerra, ¡alábele!.
Biblia y Teología
Época de guerra
El Salmo 149 además de ser un llamado a alabar a Dios en épocas de bendición y ser un estímulo para alabarle en tiempos de sufrimiento, también es un llamado a la guerra.
Épocas de bendición
El Salmo 149 es uno de los cinco salmos de «alabanza a Dios» que concluyen el himnario antiguo de los hebreos. Al igual que los otros cuatro, comienza con el precepto, «¡aleluya!» que nos lleva a exaltar la bondad de Dios.
Sinceridad para Dios
Antes de concluir el Salmo 139, David le hace una petición final a Dios en los versículos 23 y 24. Esas palabras son muy conocidas para la mayoría de los cristianos.
Enojo contra los enemigos de Dios
David meditaba en el diseño intrincado que Dios había puesto en la humanidad en el Salmo 139 y en el amor leal del Señor por cada individuo. Eso lo hacía enojarse con los enemigos de Dios. Él pensaba: «¡Son tan malos! ¡Son tan desleales! ¡Es inexcusable que quieran rebelarse ante Dios!»
Nada escapa al cuidado de Dios
La canción de David acerca de Dios analiza el diseño del cuerpo humano y el cuidado individual que Dios tiene por la concepción de cada uno de los seres humanos. La vida de ninguna persona está fuera del cuidado de Dios y Él le da un propósito a cada persona.
Una especie maravillosa
La canción de David acerca de los atributos del Señor continúa con una celebración de la vida humana, evidencia del genio creativo de Dios.
La habilidad de Dios como Creador
El Salmo 139 nos vincula con Dios. Esta canción, al igual que otros pasajes de la Escritura, nos conecta con nuestro Creador.
No hay nada encubierto de Dios
En los versículos 11 y 12 de la canción de David acerca de la magnificencia y la cercanía de Dios, él anuncia que ni siquiera las tinieblas afectan la presencia de Dios.
Dios está más cerca que nunca
Entendido, Dios me conoce y me controla; Él puede hacerlo en cualquier distancia, sin importar si es a millones de millones de años luz en el espacio. Pero, ¿está cerca de mí? Según el Salmo 139, la canción de David acerca de los asombrosos atributos de Dios, la respuesta es afirmativa.