Salmos 149

El Salmo 149 anima al pueblo de Dios para que le alabe en todo momento, a pesar de las circunstancias. En épocas de bendición, ¡alábele! En épocas de sufrimiento, ¡alábele! En épocas de guerra, ¡alábele!. Se puede decir que cuando podemos decir honestamente, «¡gloria a Dios!», en cualquier situación hemos asimilado este himno de magnificencia de alabanza y todas las canciones de la Escritura. Mi deseo es que ese día llegue pronto y que nunca acabe.

Charles Wesley escribió una gran cantidad de himnos en el siglo XVIII. Algunos han estimado que él llegó a componer más de ocho mil canciones.

Una de ellas es el himno: «Un corazón que alaba a Dios». La letra de este himno es muy apropiada para concluir nuestro estudio sobre las canciones de la Escritura.

Un corazón que alaba a Dios,
un corazón liberado del pecado,
un corazón que siempre siente
la sangre de Cristo derramó por mí.

Un corazón sumiso y manso,
ahora es el trono de mi Redentor,
sólo Cristo allí puede hablar
sólo Jesús reina en mí.

Dios me ha dado un nuevo corazón,
me ha llenado de su divino amor.
Un amor perfecto, puro y bueno,
tú, Señor, ahora vives dentro de mí.

Afirmando el alma: Lea y regocíjese en las siguientes promesas del Nuevo Testamento.

Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15:58).

Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento (2 Corintios 2:14).

Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con El, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz. Y habiendo despojado alos poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El (Colosenses 2:13-15).

Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros (Santiago 4:7).

Hijos míos, vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo (1 Juan 4:4).

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.