Juan 16:25-26
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. Juan 16:25-26
PADRE CELESTIAL, ESTE ES UN MOMENTO SAGRADO ya que todos debemos responder a la pregunta: «¿Estoy listo para morir?» Solo hasta que estemos listos para morir, podemos realmente estar listos para vivir.
Reconocemos que la muerte es lo último en lo que queremos pensar, pero te agradecemos por llevarnos cara a cara con esa realidad. Gracias por el regalo de vivir en esta tierra y recordarnos que los días desaparecen. Prepáranos para los momentos difíciles que vienen ante nosotros; calma nuestros corazones y remueve nuestros temores.
Gracias por Jesucristo, la respuesta más allá de la tumba. Este día, reconocemos que Él es nuestro Señor y Salvador de la vida y la muerte.
Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén.
Véase también Salmos90:12; 116:15; Romanos 8:23; Hebreos 9:27; Judas 24-25.
EL MOMENTO FINAL
Una noche, hace más de veinte años, le di un beso de buenas noches a mi esposa. La abracé en mis brazos y le susurré: «No me puedo imaginar caminar por un valle tan profundo». Ella estuvo de acuerdo conmigo. Un momento tierno que se ha quedado grabado en mi mente. Nunca he olvidado aquella noche, aunque ocurrió hace más de veinte años.
No podía dormir muy bien esa noche lo cual es muy raro para mí. Por lo general, me duermo en menos de diez segundos. Creo que debí haberme quedado despierto por más de hora y media pensando, orando y analizando nuestros muchos años juntos.
Unas horas antes, habíamos disfrutado de una cena tranquila. Después de la cena, leímos la carta de un amigo nuestro que nos escribió contándonos que a su esposa recientemente le habían descubierto un cáncer inoperable. A pesar de las noticias, ambos tenían su confianza puesta en Dios sabiendo que pronto Dios la llamaría a cielo.
Naturalmente, después de leer esta carta, nuestros corazones se entristecieron por nuestros amigos. Sus palabras nos dejaron pensando. En silencio, nos alistamos para ir a dormir en medio de la nostalgia. Estoy seguro que ambos pensábamos lo mismo: nos podría pasar a nosotros. Si sucediera, yo sé esto… no sería tan valiente como mi amigo, y ciertamente no tan elocuente en expresar sentimientos tan profundos. Enfrentar los momentos finales con una fe genuina no es muy común. Muchas personas pueden decirlo verbalmente… pero nuestros amigos lo dijeron en serio.
Esa noche, en brazos de mi esposa, me imaginé, la última noche juntos. Sentí un nudo en la garganta mientras trataba de pensar cómo será la vida sin mí amorosa esposa… cómo serían esas largas noches cuando el otro lado de la cama esté vacío… cuando los recuerdos solitarios reemplacen nuestra cercana compañía.
Y con una oración de gratitud por nuestra vida juntos, finalmente pude dormirme.
Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.