Eclesiastés 3:11

Él ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones; sin embargo, el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. Eclesiastés 3:11

 

GRACIAS, PADRE NUESTRO, por concedernos la paciencia para esperar en Ti. Muchos han estado en Tú sala de espera por meses; otros hemos estado esperando por años. Te pedimos que hagas una obra genuina en nuestros corazones durante este periodo de espera. Desarrolla dentro de nosotros una profundidad de carácter, comprensión de Tu sabiduría y paz en Tu perfecta voluntad. Nos ponemos a tu disposición sabiendo que Tu plan es misterioso. Te pedimos que obres libremente dentro de nosotros y así Te glorifiques. Ya sea que Tu voluntad signifique que continuemos esperando. . . o demos el siguiente paso, no cuestionaremos Tu liderazgo.

Padre, mientras estamos en este periodo de espera, recuérdanos que siempre cumples Tu Palabra y que Tus promesas son seguras—pues tu eres un Dios de integridad y veracidad.

Oramos para que nos des fuerzas mientras estamos en esta sala de espera. Mientras vivimos en esta expectativa, ayúdanos a aprender que Tú haces lo que Tú dices, pero siempre y únicamente en Tu tiempo. Te pedimos estas cosas en el nombre magnífico de Jesús, quien es el mismo ayer, hoy y por siempre. Amén.

Véase también Salmos 27:14; 37:7; Isaías 40:31.

 

RETROCEDER Y DARLE ESPACIO A DIOS

Salomón, el sabio, nos ha dado una lista de varios «tiempos señalados» en la tierra. He aquí algunos ejemplos: «un tiempo de sanar. . . un tiempo de rechazar un abrazo. . .  un tiempo de dar algo por perdido. . . un tiempo para guardar silencio». (Eclesiastés 3: 3, 5, 6, 7). Al leer este consejo me doy cuenta de un concepto principal: ¡Retroceder! En muchas ocasiones, necesitamos bajar el ritmo de intensidad, no forzar las cosas y permitir que la naturaleza siga su curso. Esto provee «un tiempo» para que ocurra la sanidad.

Cuando el tiempo es el correcto, las cosas fluyen de manera natural. Forzar las cosas solo genera una fricción incómoda. Con frecuencia nos asemejamos a un niño que planta la semilla y luego ansiosamente escarba todos los días para ver si ya ha brotado. La espera es tan necesaria como la siembra y la cosecha.

Uno no puede obtener savia de un palo seco. Ni tampoco se puede arreglar una relación rota por medio de la legislación y la fuerza. Tenemos que estar en silencio y permitir que Dios haga su obra. En otras palabras, retroceda para que Dios pueda tomar el control. Esta es una píldora difícil de tragar para gente que es intensa.

Aleje la impaciencia y la obstinación que continuamente se entrometen en su vida. Los jóvenes tienden a cometer este error cuando están cortejando a una chica. Ella necesita espacio para respirar, pero él continúa sofocándola. Nosotros podemos caer en el mismo error también con personas a las que ofendemos. Ellos necesitan tiempo para pensar y libertad para perdonar sin sentirse presionados.

Deténgase y piense. ¿Está siendo sabio o insensato? ¿Está utilizando la fuerza o está dando libertad? ¿Es usted exigente o paciente? ¿La gente se siente intimidada por su intensidad o usted tiene la posibilidad de retroceder y relajarse?

Acepte este consejo de alguien que ha comenzado a aprender esta valiosa lección. Siempre es mejor retroceder y darle espacio a Dios.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.