Efesios 1:4

Nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. Efesios 1:4

 

CUAN AGRADECIDOS ESTAMOS, PADRE CELESTIAL, de que el tiempo no te restrinja. Para Ti no hay martes o viernes. . .  no hay mañanas o noches. . .  no hay semanas anteriores o futuras. . .  no hay ayer o mañana. Contigo sólo hay un presente eterno. Estás en control total de lo que ocurre día tras día. Conoces el pasado. . .  conoces el futuro. . .  conoces todas estas cosas desde antes de la fundación del mundo.

Padre, te agradecemos por la vida y por los regalos que la vida trae. El regalo del tiempo. El gozo de las relaciones pasadas y las presentes. El placer de edificar recuerdos que perduran. Te pedimos que entre más envejezcamos, nos volvamos más sabios. Que podamos aprender a guardar Tu verdad eterna en nuestros corazones y así ser mejores personas en este mundo mientras esperamos el próximo.

Aunque nos queden pocos o muchos años de vida, y aunque Tu Hijo venga en esta generación o no, comprometemos nuestras vidas ante Ti. Que cada día sea bien utilizado, memorable y significativo para Tu gloria. Pedimos todo esto, en el nombre de Jesús. Amén.

Véase también Salmos 90:12; Eclesiastés 3:11; Juan 17:24; Santiago 1:17; 1 Pedro 1:20.

 

UN USO SABIO DEL TIEMPO

Tenemos un maravilloso regalo de dieciséis horas diarias cuando estamos despiertos. No obstante, un día moriremos. La vida del estadounidense promedio incluye: seis meses esperando que el semáforo cambie, ocho meses abriendo correo electrónico chatarra, un año y medio buscando cosas que se nos perdieron y cinco años haciendo fila. ¿Sabía eso? ¿Sabía cuántas horas se desperdiciaban?

Y ya que no hay manera de escapar de esas situaciones que acompañan la existencia, me parece a mí que sólo tenemos dos opciones. Podemos pasar quejándonos los seis meses que estamos esperando que el semáforo cambie o podemos utilizar ese tiempo sabiamente. ¿Cómo? Poniendo nuestras prioridades en el orden adecuado.

Y ahora que lo menciono, ¿qué va a hacer con el resto de su vida? Me refiero a esa búsqueda deliberada de actividades significativas que produzcan dividendos eternos.

¿Tiene usted una familia? En vez de darles las sobras mientras le dedica a su trabajo las mejores horas y sus ideas más creativas, ¿por qué mejor no piensa cómo reforzar esos lazos familiares? Y mientras lo hace, no deje a un lado el tiempo a solas con Dios. Esfuércese en que ese tiempo se convierta en un refrigerio personal mientras mira un atardecer, o se envuelve en una adoración profunda al amanecer. Y por demás, tampoco evite el estimulante ejercicio de nadar en un lago, jugar voleibol con amigos, correr por las mañanas o caminar mientras respira aire fresco.

¿Le parece que no tiene tiempo para agregar nada más a su estilo de vida apresurado? Ponga atención y se dará cuenta que hay mucho tiempo perdido que se puede aprovechar.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.