Salmos 139

Muchas personas luchan con sentimientos de insignificancia de vez en cuando. Los grandes atletas, las estrellas de televisión, los estudiantes inteligentes, los cantantes famosos, los escritores talentosos y hasta los ministros capaces pueden hacernos sentirnos intimidados, desapercibidos y subcalificados. Para algunos, la baja autoestima no es una batalla periódica; es un afán diario. Sabemos internamente que somos valiosos, pero cuando nos comparamos con otros, con frecuencia no damos la talla. No si usted lo sabe, pero un secreto bien guardado es que muchos de esos atletas, celebridades, autores y predicadores que parecen, externamente, tener mucha confianza en sí mismos, también luchan con los mismos sentimientos que plagan a sus admiradores.

Debido la rápida explosión demográfica, nos estamos convirtiendo en números y en estadísticas en vez de individuos con significado. Las máquinas poco a poco están ocupando el lugar de los trabajadores. Las computadoras pueden hacer cosas mucho más rápido y con una mayor exactitud que los especialistas expertos. La ciencia tampoco ayuda al problema. Nuestro universo, desde el punto de vista de los científicos es un lugar muy vasto y eso hace que la Tierra parezca insignificante, una partícula de masa rodeada por galaxias que se definen por años luz en vez de kilómetros. La inmensidad abruma a cualquier terrestre y nos obliga a hacernos nuevamente la pregunta: ¿quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde calzo? ¿Qué es lo que importa? Esto, por supuesto, puede causar un conflicto interno que va en aumento entre más envejecemos y más conocemos la extensión de nuestro ambiente. Quizás usted se encuentre entre los muchos que están pasando por lo que comúnmente llamamos una «crisis de identidad».

Si usted está luchando con esta perplejidad tan real y confusa, esta es una canción hecha específicamente para usted. Es una de las mejores canciones de David. Su letra describe a una persona que está sola y que está buscando respuestas acerca de sí misma, de su mundo y de su Dios. Le da al lector una certeza de que hay un vínculo definitivo entre él y su Dios; que nadie se encuentra dentro del tiempo y del espacio de manera accidental o al azar. Esta canción antigua hace que Dios se vea real, personal y participativo. Lo cual es cierto en realidad. Los problemas cruciales de los temas internacionales y de la «saturación global» de pronto no parecen tan cruciales y las dificultades que se relacionan con la crisis de identidad de un individuo comienzan a desaparecer cuando se comprende esta maravillosa canción.

El pasaje y su patrón

El Salmo 139 responde a cuatro preguntas. La lectura de esos veinticuatro versículos, nos muestra que se divide en cuatro secciones de seis versículos cada una. Cada sección trata con una pregunta diferente. Un bosquejo podría ser el siguiente:

  1. ¿Qué tan bien me conoce Dios? (vv. 1-6)
  2. ¿Qué tan cerca está de mí? (vv. 7-12)
  3. ¿Qué tan cuidadosamente me ha hecho Dios? (vv. 13-18)
  4. ¿Cuánto me ayuda y me protege Dios? (vv. 19-24)

Todos los veinticuatro versículos vinculan al creyente, la creación de Dios, con el Creador. Somos súper importantes para nuestro Hacedor. No somos una pizca sin importancia en el espacio o don nadies insignificantes en la tierra, sino más bien objetos de su cuidado y su atención personal. Si dedica tiempo a analizar cada sección, encontrará que las cuatro preguntas tratan con los cuatro problemas más básicos del ser humano:

¿Qué tan bien me conoce Dios? (El problema de la identidad)
¿Qué tan cerca está de mí? (El problema de la soledad)
¿Qué tan cuidadosamente me ha hecho Dios? (El problema de la auto imagen)
¿Cuánto me ayuda y me protege Dios? (El problema del temor o la preocupación)

Para el salmista, Dios estaba allí con él. ¿Sabe que es lo mejor? Que eso significa que Dios está aquí con nosotros. Le podemos conocer porque Él es real. Dios no está alejado de nosotros. Olvide las formalidades y los protocolos religiosos.  Y no solamente Dios está aquí, sino que también se involucra y se interesa en cada individuo de esta pizca de planeta llamada tierra.

Afirmando el alma: Esta noche, salga de su casa. Si el aire es bueno y no hay nubes en el cielo, observe la expansión de las estrellas. Quédese afuera el tiempo suficiente para que su mente digiera la inmensidad de la galaxia encima suyo. Luego recuérdese asimismo que usted es más importante para su Creador que todas esas estrellas combinadas. Esas estrellas se acabarán; usted es eterno.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.