Salmos 139

Si usted ha sido parte de una gran organización, tal como una corporación multimillonaria o una agencia gubernamental o una universidad, es muy poco probable que usted conozca a los líderes principales. Tal vez haya escuchado sus nombres o leído sus anuncios pero probablemente no los conoce personalmente. Y también, sin lugar a dudas, ellos tampoco le conocen a usted. Es por eso que es natural preguntarse si el Gobernador supremo del universo tiene la mínima idea de quienes somos.

¿Qué tan bien me conoce Dios?

En los primeros cuatro versículos del Salmo 139, se nos da la suficiente información para descubrir que Dios es omnisciente. Él lo sabe todo.

Oh Señor, tú me has examinado y conocido. Tú conoces cuando me siento y cuando me levanto; desde lejos entiendes mi pensamiento. Mi caminar y mi acostarme has considerado; todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y tú, oh Señor, ya la sabes toda (vv. 1-4).

El compositor dice que Dios le examina. El término hebreo originalmente significa explorar y con ello da la idea de escarbar algo. El concepto entonces es que Dios nos explora, nos escarba y nos examina totalmente. En el siguiente renglón, David se ve a sí mismo en dos fases de la vida: una fase pasiva (sentado) y una fase activa (levantado). Dios está familiarizado con nuestros momentos más comunes y casuales. Hasta nuestros pensamientos son un libro abierto para él. Piénselo. Los pensamientos llegan a nuestra mente a través de una serie de conceptos distantes en forma de nervios microscópicos que se relacionan unos con otros en el cerebro a través de un proceso complicado de conexiones. Aun esos pensamientos Dios los conoce. Eso es lo que David implica cuando dice: «desde lejos entiendes mi pensamiento».

Podemos ver como un pensamiento llega al cerebro de una persona al ver su rostro «encenderse». Podemos escuchar los pensamientos que salen de la mente de las personas a través de sus bocas. Pero no podemos ver lo que sucede entre la entrada al cerebro y la salida. Dios si puede hacerlo. De hecho, Dios entiende lo que nos impulsa a pensar ciertos pensamientos. Por lo tanto, Él comprende los motivos escondidos detrás de nuestras acciones.

En una Navidad, les compramos a nuestros hijos una ciudad de hormigas. Me refiero a esos recipientes de vidrio transparente que tienen tierra y hormigas y se les utiliza para ver lo que hacen. Al aire libre, lo único que podemos ver de las hormigas es lo que hacen externamente antes de llegar al hoyo. Pero con una esas ciudades de hormigas podemos ver lo que sucede después de que las hormigas entran en sus hoyos; podemos observar cómo esos insectos viajan por medio de los túneles. Eso es exactamente lo que el versículo 2 está diciendo acerca de nuestros pensamientos delante de Dios. Él monitorea el proceso completo.

Me gusta la forma en que la Biblia de las Américas lo presenta: «Tú escudriñas mi senda». El verbo, «escudriñar», en hebreo da la idea de una investigación minuciosa. Dios cuidadosamente escudriña nuestras decisiones. Como resultado de esta perspectiva fenomenal, él puede conocernos totalmente. Así es, totalmente. Para enfatizar el hecho de la omnisciencia de Dios, David reconoce que Dios conoce nuestras palabras antes que las expresemos. Dios conoce cada palabra de cada idioma de cada ser humano en cada continente y en cada momento de cada día. ¡Imagínese!
Mateo 10:30 dice: «Pues aun sus cabellos están todos contados». No es que Dios se pasa todo el día jugando a las adivinanzas; lo que significa es que Dios es omnisciente; que Él conoce completamente todo lo que pasa todo el tiempo, tanto lo visible como invisible, lo público como lo privado.

¿Qué tan bien le conoce Dios? Estos primeros cuatro versículos nos dicen que no hay forma que le conozca mejor. En caso de que el afán de la insignificancia le esté dando una mala pasada, medite en el hecho de que usted es el objeto de la atención del Dios viviente en cada momento de cada día de su vida.

Afirmando su alma: ¿El hecho de que Dios conozca todo sobre usted le da consuelo o le hace sentirse incómodo? También es cierto que Dios le ama. ¿De qué forma este hecho influye en su respuesta? Si usted pudiera esconder algo de Dios, ¿cómo podría esto afectar su relación con Él?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.