1 Samuel 15: 1-19

La trágica historia del rey Saúl es que él nunca, pero nunca se arrepintió totalmente de su pecado. La mayor preocupación de Saúl era su imagen, cómo se veía frente al pueblo. Aun después de que Samuel le dio una oportunidad, Saúl se aprovechó de ella y continuó haciendo lo mismo hasta el día en que se quitó la vida. ¡Qué cosa tan triste!

Samuel ya no daba más. El pueblo había elegido a Saúl como rey, pero este no estaba calificado para seguir con tal responsabilidad. ¿Qué podían hacer? Los enemigos rodeaban a Israel, y el pueblo necesitaba alguien que tomara el cetro. Pero ¿quién podría tomarlo? Samuel no lo sabía y tampoco podía imaginar quién pudiera tomar tal responsabilidad. El pueblo tampoco lo sabía, y no se le ocurría ninguna idea. Nadie lo sabía . . . excepto Dios.

Lo que Samuel no había entendido -igual que nosotros que muchas veces no entendemos- es que entre bastidores, antes de que lanzara las estrellas al espacio, Dios tenía ya el día de hoy en su mente. Él ya tenía la semana de hoy en mente. En realidad, le tenía a usted en mente. Y sabía exactamente lo que iba a hacer. Dios nunca ignora lo que hay que hacer en nuestras situaciones. Él sabe perfectamente bien lo que es mejor para nosotros. El problema nuestro es que somos nosotros quienes no lo sabemos. Y le decimos: «Señor, si me lo dices, entonces lo haré bien. Solamente revélamelo. Explícame tu plan, y confiaré en ti». Pero es no es fe. Fe es confiar en el Señor cuando no sabemos que nos deparará el día de mañana.

Cuando un hombre o una mujer de Dios fallan, nada de Dios falla. Cuando un hombre o una mujer de Dios cambian, nade de Dios cambia. Cuando alguien muere, nada de Dios muere. Cuando nuestra vida está alterada por algo inesperado, nada de Dios es alterado o inesperado. Fue el profeta Isaías quien escribió: «Antes que llamen, yo responderé; y mientras estén hablando, yo les escucharé» (Isaías 65:24).

«Antes de que digas una sola palabra», Dios promete, «yo tengo preparada la respuesta. En realidad, mientras tú hablas, yo estoy ocupado haciendo lo que planeé desde el comienzo».

Dios sabe exactamente lo que Él va a hacer, y nada puede impedir que lo haga.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.