Nehemías 1:11

Te ruego, oh Señor, que tu oído esté atento ahora a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se deleitan en reverenciar tu nombre. Nehemías 1:11

PADRE CELESTIAL, CLAMAMOS ante ti hoy. Sabemos que Tu eres el dador de todo lo bueno… y que nunca cambias. Tu corazón se conmueve cuando Tu pueblo ora. Recuérdanos, Padre, que no hay nada más importante que la oración cuando enfrentamos situaciones que están más allá de nuestro control.

Sabemos que la oración nos hace esperar y debemos aprender a esperar pacientemente Tu tiempo. La oración calma nuestros corazones. El caos se disuelve y la vida parece asentarse alrededor de nosotros mientras oramos.

Padre, la oración aclara nuestra visión al pensar en nuestras vidas, y al analizar hacia dónde vamos mientras buscamos Tu voluntad. Te pedimos que nos ayudes a caminar contigo de tal forma que nuestra obediencia se revele a través de obras que honren Tu nombre. . . aun cuando esto signifique pasar por cosas difíciles que quieres que realicemos.

Te pedimos por aquellos que están bajo presión; por aquellos que se encuentran contra la pared enfrentando una prueba. Te pedimos que les recuerdes que un santo que avanza de rodillas nunca retrocede. Recuérdales que tú todavía estás en el trono y que ellos todavía están en el estrado. . . a tan solo una distancia de rodillas entre ustedes dos.

Ayúdanos a convertirnos en un pueblo que ora. Que aprendamos a entregarte las cargas en vez de llevarlas sobre nuestros hombros aun después de decir que confiamos en ti. Señor, lleva Tú nuestras cargas. Te las entregamos, sabiendo que tú puedes lidiar con ellas mejor que nosotros. Te pedimos que este tiempo de oración cause una diferencia en este día y que podamos comprometernos nuevamente contigo, en el nombre de Jesús, nuestro Salvador. Amén.

Véase también Salmos 40:1; Marcos 1:35-39; 1 Timoteo 2:1; 1 Pedro 5:7; Santiago 1:17; 5:13.

LA CRISIS INSPIRA ORACIÓN

Era el año 1968, en un vuelo que se dirigía hacia Nueva York—normalmente un vuelo rutinario y aburrido. Al comenzar el descenso del avión, el piloto se dio cuenta que el tren de aterrizaje no respondía. Su avión tenía poca gasolina. Viendo que no había muchas posibilidades, les dijo a los pasajeros que colocaran sus cabezas entre sus rodillas y agarraran sus tobillos para prepararse para el impacto.

Entonces, antes de aterrizar el piloto anunció por el intercomunicador: «Estamos comenzando el descenso final. En este momento, según el Código de Aviación Internacional establecido en Ginebra, es mi obligación informarle de que si usted cree en Dios, debe comenzar a orar». ¡Eso es exactamente lo que dijo!

Me alegra decirle que el avión aterrizó sin ayuda del tren, pero sin ningún problema. Nadie salió lesionado y aparte de un gran daño físico al avión, la aerolínea apenas recuerda el incidente.

Sorprendente. Lo único que puso al descubierto esa «regla secreta» fue una crisis. La sociedad, solamente cuando se encuentra contra la pared, pendiente de un hilo, con todas las rutas de escape cerradas. . . es entonces cuando abre la opción de reconocer que tal vez Dios está allí y que «si usted cree. . . debe comenzar a orar».

No hay nada mejor que una crisis para exponer el verdadero fundamento de un alma. . . de cualquier alma. Podemos enmascararla, ignorarla o intentar fingir sofisticación o una negación intelectual. . . pero quite el cojín de la comodidad, remueva el sello de seguridad, interponga la amenaza de muerte sin remover el pánico del momento en la gente, y es muy probable que la mayoría en las filas de la humanidad «comenzará a orar».

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.