Salmos 42 y 43

El origen del conflicto interno de David que se muestra en los salmos 42 y 43 no se alejó después de su visita a las montañas donde fluye el río Jordán. Al regresar a Jerusalén, los problemas le esperaban. Según los versículos 1 y 2 del Salmo 43, David enfrentó otro ataque personal. Se encontró con gente problemática y todos sabemos lo devastador que eso puede ser. Después de pedirle a Dios que interviniera, David dice:

Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán. Ellas me conducirán a tu monte santo y a tus moradas. Llegaré hasta el altar de Dios; a Dios, mi alegría y mi gozo. Te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío (Salmo 43:3-4).

Un conflicto por lo general puede ser causado por tener una gran cantidad de información incorrecta y por no tener suficientes datos esenciales y confiables. Por demás, cuando no tenemos la información adecuada, empezamos a hacernos ideas irreales. El resultado es entonces una perspectiva distorsionada del problema. Un punto de vista pesimista adornado con nuestros propios temores. David, viendo el conflicto que estaba frente a él, le pide a Dios que le dé luz y verdad. Él deseaba que Dios le proveyera su Palabra (verdad) y le concediera la capacidad de comprenderla (luz). Quizás buscó alguna parte de la Escritura que fuera apropiada para su situación y al mismo tiempo buscó aprender de ella. Él necesitaba claridad en medio de la confusión. Él quería que la verdad acabara con la ficción y por eso buscaba sabiduría en las Escrituras. Al hacerlo, encontró gozo y alabanza. Cuando la verdad de Dios neutralizó los mensajes depresivos de sus circunstancias, David volvió a preguntarse si mismo:

¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! (Salmo 43: 5)

Todo creyente en Jesucristo tiene que llegar a confiar en la Palabra de Dios completamente antes que pueda experimentar una victoria consistente. El Libro de Dios es nuestra fuente de verdad tangible. Pero aun así intentamos diferentes soluciones: nos apoyamos en nosotros mismos, en los demás, en los sentimientos, en las cuentas de banco, las buenas obras, en la lógica y la razón. Pero eso no hace que el conflicto acabe. El afán del conflicto interno continúa en nuestras vidas.

Dios les ha dado Su Palabra escrita y la promesa de su luz a todos sus hijos, ¿cuándo aprenderemos a creer en ella, a ponerla en práctica y apoyarnos en sus promesas?

El afán del conflicto interno no se irá para siempre, pero su presencia paralizante puede ser vencida y neutralizada temporalmente. Espero que las lecciones que hemos aprendido de estas dos canciones antiguas le ayuden a silenciar ese lugar de disturbio interno.

Afirmando el alma: Así como la luz penetra en la oscuridad, también la verdad de la Palabra de Dios penetra en medio de la ansiedad y el temor. Para responder al conflicto, elija un lugar en la Escritura (cualquier lugar que su instinto le sugiera) y comience a leer. Haga esto cada vez que ese lugar de disturbio comienza a salir nuevamente. A mí, por lo general, me funciona.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.