Hechos 9: 10—21
Lanzarse por fe nos sirve siempre para tener claro el plan de Dios. Cuando Ananías fue a ver a Saulo, recibió más información. Cuando Saulo se sometió al Ministerio de Ananías supo más del plan de Dios para su vida. «Eres mi vaso escogido. Voy a utilizarte para que des testimonio de mi nombre». Saulo no había sabido eso antes (¡nunca antes había leído el libro de los Hechos!). No sabía nada de lo que estaba reservado para él, hasta que Ananías dio ese paso inicial de fe. Ambos hombres descubrieron que había sido Dios mismo quien escogió a Pablo para que fuera su instrumento, y que su intenso sufrimiento caracterizaría su Ministerio. Así es como Dios actúa.
Cuando Cynthia y yo sentimos por primera vez que Dios nos estaba dirigiendo a salir de California para establecer nuestro Ministerio en otro lugar, casi no podíamos creerlo. Habíamos planeado permanecer en el mismo sitio por el resto de nuestras vidas, sirviendo a Cristo en la Primera Iglesia Evangélica Libre de Fullerton, y continuar al frente del Ministerio de Visión para Vivir. Ni el espacio ni el tiempo me permiten hablar de las cosas que Dios nos ha mostrado desde que tomamos la decisión de mudarnos. Al comienzo, muy pocas personas fueron capaces de entender el plan de Dios para nosotros. Fue una sorpresa para todos. De hecho, hubo quienes lo rechazaron firmemente. Pero ahora mientras Dios sigue poniendo los toques finales en su magnífico retrato, lo que vemos es absolutamente hermoso. Hasta que tomamos ese paso inicial de obediencia, lo único que sabíamos era: «Es tiempo de irnos». ¡Eso sigue siendo maravilloso para mí, aún mientras escribo estas palabras! Las sorpresas sirven siempre para tener claro el plan de Dios.
La obediencia siempre estimula el crecimiento. A propósito, los Swindoll hemos crecido en nuestra relación con el Señor por haber confiado en Él sin conocer primero todos los detalles. Obedecer a Dios hace que las raíces de la fe se vuelvan más profundas. Y esa obediencia estimula el crecimiento de todas las áreas de la vida. Nos hemos ensanchado emocionalmente, y muchas veces físicamente, pero más importante aún, espiritualmente.
La obediencia de Ananías al sorprendente plan de Dios le permitió ser testigo del poder sobrenatural. Ninguna otra persona de la Biblia vio caer escamas de los ojos del contrito fariseo de una manera milagrosa, solo Ananías; y cuando le volvió la vista a Saulo, los ojos de Ananías se abrieron también al maravilloso poder de Dios que es capaz de transformar una vida. La obediencia siempre estimula el crecimiento.
Láncese por fe y siempre encontrará terreno sólido por dónde caminar.
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.