Éxodo 13:21

El Señor iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. Éxodo 13:21

 

SÉ PARA NOSOTROS LO QUE JAMÁS PODREMOS SER para nosotros mismos, Padre celestial, sé Tú nuestra visión. Estamos agradecidos de que nos lleves en una jornada en la vida sin saber de antemano a dónde nos llevará esta jornada. Solo tenemos un vislumbre de comprensión, pero por lo general es complicada. En un mundo que es caótico, alarmante, perturbador y a menudo decepcionante, hay detalles que no hay sido señalados. Admitimos que tenemos más preguntas que respuestas. Pero es allí donde Tú vienes en nuestro auxilio.

Te invitamos a que invadas nuestro ser. Que seas nuestra visión; que seas nuestra guía mientras dure la vida. Trae comprensión, sabiduría y valor. En un mundo de demandas, actitudes iracundas y personas vengativas, examina nuestros corazones para ver donde hemos sido rígidos y difíciles. Queremos vivir con el ánimo de recordar que nuestro Salvador murió por nosotros y que nunca guarda rencor por lo que hemos hecho en contra de Él. Una vez más te pedimos que seas nuestra visión. Es tan fácil perder la visión y preocuparnos por el ayer; sentirnos inseguros del presente y temer al futuro. Esperamos que encuentres en nuestras vidas amor y obediencia y que sean prueba tangible de nuestra gratitud para Aquel que es, nuestra vida, nuestra esperanza y nuestra visión. Oramos en el nombre de Jesús, nuestro Salvador. Amén.

Véase también Éxodo 13:21; 14:19; Salmos 77:19; 78:52; 80:1; Isaías 63:11-13.

 

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David y sus compañeros soldados regresaban de la batalla. Estaban exhaustos, sucios y con deseos de regresar a sus hogares. Al llegar se encontraron con una escena que les dejó sin aliento. Lo que una vez era una aldea tranquila ahora estaba en ruinas. Y por si eso fuese poco, los enemigos habían secuestrado a sus esposas e hijos. David y sus hombres lloraron hasta más no poder (1 Samuel 30:4-5). Y para empeorar las cosas, los propios soldados de David se volvieron contra él. Los soldados se estaban amotinando.

Si había un momento en que una persona podría sentirse con ganas de tirar la toalla, ese era el momento, al menos para David. Pero no lo hizo. ¿Qué hizo entonces? Lea la siguiente frase detenidamente: «Mas David se fortaleció en el Señor su Dios» (1 Samuel 30:6).

David derramó su corazón delante de Dios y con ello alineó su comunión vertical. Eso le ayudó para poder ver su comunión horizontal de manera clara. ¿Cómo pudo seguir adelante? David rehusó enfocarse únicamente en la situación presente.

¿Qué es lo que ocurre cuando nos mantenemos viviendo en la miseria presente? Podemos comenzar a culpar a alguien más (lo cual nos vuelve personas amargadas) o nos sumergimos en nuestra propia auto conmiseración (lo cual nos paraliza).

Recuerdo las palabras de Pablo a los cristianos en Roma: «Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada» (Romanos 8:18).

No podemos seguir adelante en la vida si siempre estamos concentrando nuestra atención en el dolor presente.

David sabía que no podía escapar por sí mismo de los tiempos difíciles. Pero lo importante es que él había tomado la determinación de no quedarse allí. Reconoció la situación. Tomó decisiones, levantó su frente en alto, buscó fortaleza en el Señor y siguió adelante. Si él lo pudo hacer, también nosotros.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.