Mateo 6:33

«Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas o serán añadidas». —Mateo 6:33

 

PADRE NUESTRO, CONFESAMOS que al colocar a Jesús primero en nuestras vidas, excluye la competencia de todos los demás lealtades: que ningún entretenimiento, ocupación o deseo—sin importar lo atractivo que sea—pueda contener toda nuestra pasión. Ninguna relación—por más íntima que sea—puede competir con Cristo por el primer lugar en nuestros corazones. Ninguna posesión—sin importar lo valiosa que sea—pueda interponerse entre Tú y nosotros.

Oh, Señor, te agradecemos por darnos nuestra vocación—por el privilegio de vivir de ella. Estamos agradecidos por el lugar donde ganamos un salario y donde tenemos la oportunidad de vivir nuestra fe. Que nuestro trabajo se convierta en una plataforma donde tu Hijo Jesucristo, sea expuesto día tras día.

Padre, te entregamos nuestras relaciones—sin importar lo vitales o valiosas que sean—las ponemos delante de Ti también. Que puedan honrarte. Que puedan representar asociaciones que modelen la gloria de Jesucristo en vez de simplemente satisfacernos a nosotros mismos.

Respecto a nuestra batalla constante con las posesiones—todas esas cosas que tanto valoramos en la vida—las colocamos en Tu altar. Dios, ayúdanos a establecer prioridades. Mientras vivamos en este mundo físico, ayúdanos a poner nuestras posesiones en el lugar adecuado, muy por debajo de la lista de lo que es importante… muy por debajo de Ti… por debajo de todas las relaciones.

De modo que, Señor, ponemos delante de ti nuestro trabajo, nuestras relaciones y nuestras posesiones. Que todo esto sea una parte del sendero angosto que nos conduce al camino de la cruz. Te lo pedimos en el nombre de Cristo, nuestro Señor. Amén.

Véase también Deuteronomio 6:5; Hageo 1:3-9; Lucas 8:14; 14:25-27; Filipenses 3:8-13.

 

ESTAR OCUPADO

He aprendido un hecho bastante detestable: las ocupaciones violan las relaciones. Prometen sueños satisfactorios pero terminan en pesadillas vacías. Alimentan el ego pero matan de hambre el alma. Llenan un calendario pero fracturan una familia. Desarrollan programas pero destruyen prioridades.

Mi mentor, el finado Dr. Howard Hendricks, dijo una vez: «Mucha de nuestra actividad estos días, no es más que una anestesia barata para mitigar el dolor de una vida vacía».

Palabras punzantes—pero verdaderas. ¿Desea cambiar? Le diré cómo:

Primero, admítalo. Usted está demasiado ocupado. Dígaselo a sí mismo… a su familia… a sus amigos. Reconozca abierta y voluntariamente que eso es un error y hay que hacer algo al respecto—ahora.

Segundo, deténgase. Comenzando hoy mismo, rehúse a realizar cualquier actividad que no sea absolutamente necesaria. ¿Le parece cruel? También lo es el reloj… también lo es su salud. Comience a decir no. Si le es posible, renuncie a uno o dos comités…o tres o cuatro. Deje de sentirse tan importante. Le aseguro que conseguirán a alguien más—o pensarán y adoptarán un mejor plan.

Tercero, manténgalo. Es fácil comenzar pero en poco tiempo volvemos al mismo camino. Vigile su tiempo firmemente. Hable con su familia acerca de formas que puede invertir con ellos, apagando la televisión, el teléfono y la computadora. No pida disculpas por jugar, reír o divertirse y no haga cosas que le impliquen gastar dinero para entretenerse.

Cuarto, compártalo. Pronto descubrirá algunos de los beneficios de aplicar las prioridades correctas. Cuénteselo a los demás. Contágielos con su emoción. Créame, existen muchas personas ocupadas que quisieran dejar de hacerlo si supieran cómo.

Bien, ahora que lo sabemos, seamos uno de ellos.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.