Lamentaciones 3:19-23
Acuérdate de mi aflicción y de mi vagar, del ajenjo y de la amargura. Ciertamente lo recuerda y se abate mi alma dentro de mí. Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad! Lamentaciones 3:19-23
SEÑOR Y DIOS, GRACIAS por ser más que un amigo. Gracias por Tu mano soberana en nosotros, por Tus misericordias que se renuevan cada mañana, por Tu gran fidelidad. Gracias por no dejarnos cuando podíamos haber sido rechazados. Gracias por no abandonarnos cuando lo merecíamos. Gracias por ser fiel a Tu Palabra. Gracias por cumplir Tu promesa de que todo aquel que viene a Ti, Tú no le echas fuera. Gracias, Pastor nuestro, por los fieles seguidores, el bien y la misericordia, y especialmente por Tu fidelidad que nos siguen sin descanso todo el tiempo. En Tu fidelidad recibirás a aquellos que se acercan a Ti.
Oramos por aquellos que se han alejado de Ti. Te pedimos que los atraigas nuevamente a Ti por medio de Tu compasión y misericordia. Te pedimos que ellos puedan percibir Tu fidelidad y que solo eso baste para que sean atraídos como imán hacia Ti.
Oramos todo esto, en el nombre de Cristo, nuestro fuerte Salvador. Amén.
Véase también Números 23:19; Salmos 23:6; 139:5,16; Isaías 45:9; 46:9-10 Daniel 4:35; Sofonías 3:5; Juan 6:37; Hebreos 10:23.
LA MISERICORDIA TRAE ALIVIO
El vínculo esencial entre la gracia de Dios y nuestra paz es la misericordia—La compasión infinita de Dios demostrada activamente hacia los que están en miseria. Algo importante que hay que recalcar es que la misericordia no es lástima. No significa dolor o comprensión de nuestra prueba sino más bien el alivio divino que genera paz dentro de nosotros.
Pablo, después de admitir que él había sido «blasfemo, perseguidor y agresor», se le permitió participar en el servicio del Rey. ¿Cómo lo hizo? Él lo explicó en cuatro palabras: «Se me mostró misericordia» (1 Timoteo 1:13).
Los hebreos de la antigüedad tenían una palabra que utilizaban frecuentemente para describir la misericordia: Chesed (se pronuncia kesed). Esa palabra se refiere al amor leal de Dios y frecuentemente lo traducimos como «bondad» o «longanimidad». Existen muchas «miserias» que reciben alivio a través de su misericordia. Por ejemplo:
Cuando estamos sufriendo el dolor de consecuencias injustas (Génesis 39:21 -23).
Cuando estamos sufriendo el dolor de la muerte (Rut 1:8-9).
Cuando luchamos con las limitaciones de una discapacidad (2 Samuel 9).
Cuando sufrimos físicamente (Job 10:12).
Cuando nos encontramos bajo una nube de culpabilidad después de haber pecado (Salmos 32:10; 51:1).
¿Recuerda las palabras conocidas del Salmo 23? A menos que leamos el Salmo desde la perspectiva de una oveja, no entenderemos su gran mensaje.
El salmo concluye diciendo: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida», (RV60). Ambos son maravillosos compañeros de viaje. No existe una consecuencia injusta tan extrema que la misericordia no pueda aliviar. No existe un dolor tan profundo, una discapacidad tan debilitante, un dolor tan insoportable o un pecado tan vergonzoso que su misericordia no pueda aliviar. Las ovejas siempre le necesitan, por eso es que la misericordia, nuestra fiel compañera, se mantiene cerca de nosotros.
Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.