Hechos 11: 19—26
Algunos de ustedes, que leen estas palabras, pudieran tener un poco más de esperanza, especialmente si se encuentran en una situación de espera. Usted estuvo alguna vez involucrado en la acción, haciendo un importantísimo trabajo de primera línea. Pero ya no es así. Todo eso ha cambiado. Ahora, por alguna razón, está puesto a un lado. Es duro estar así. Su mente comienza entonces a jugarle malas pasadas.
Aunque usted es una persona que ha tenido una buena educación, tiene experiencia y se desempeña bien en su campo de actividad particular, ahora se halla esperando. Se pregunta, y quizás ya se esté preocupando, si este período de espera será permanente. Es cierto que su respuesta posiblemente no sea así de dramática, pero no puede ver ninguna luz al final del túnel. No le parece justa su situación. Después de todo, usted ha trabajado duro, se ha esforzado y ha hecho todos los sacrificios necesarios. Está desanimado, listo para lanzarse sobre cualquier idea o esperanza, y se pregunta por qué razón Dios ha decidido dejarle de lado.
Quiero darle una palabra de estímulo, pero tengo que comenzar con un comentario realista: Puede ser transcurra mucho tiempo antes de que Dios le mueva a una posición en la cual pueda usted hacer un impacto significativo. Es posible que Él decida no revelarle su plan durante semanas o quizás meses. ¿Está listo para escuchar lo que sigue? Pudiera tardar años. Yo he descubierto que uno de los métodos favoritos que Dios tiene para prepararnos, es enviarnos a las sombras a esperar.
Pero eso no significa que usted está condenado a una oscuridad terminal. Tome ánimo de las palabras del autor británico James Stalker, quién escribió: «La espera es un instrumento común de disciplina providencial para aquellos que han sido dispuestos para un trabajo excepcional». Haga una pausa y permita que esto penetre hondamente. Lea de nuevo las palabras, pero ahora más lentamente.
La espera es uno de los métodos preferidos de Dios para preparar con propósitos significativos a personas especiales. Este principio está claro en toda la Biblia, de tapa a tapa.
Como dice el Salmo 27: 14: «Espera en el Señor. Esfuérzate, y aliéntese tu corazón. ¡Sí, espera en el Señor!».
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.