Hechos 9: 28—31

En vez de considerarse (aun secretamente) indispensable, usted debe recordarse a sí mismo, con frecuencia, que las cosas del Señor tienen que hacerse a la manera del Señor. Escuché por primera vez ese principio de labios de Francis Schaeffer cuando asistí a una de sus conferencias. Llevaba puesto unos pantalones y su suéter de cuello tortuga, mientras daba este mismo mensaje a un grupo de jóvenes idealistas, muchos de los cuales estábamos tratando de descubrir qué hacer con nuestras vidas. Le oí decir esto, una y otra vez: «Las cosas del Señor tienen que hacerse a la manera del Señor. Las cosas del Señor tienen qué hacerse a la manera del Señor. Las cosas del Señor tienen que hacerse a la manera del Señor».

Si usted está muy apurado, puede hacer que las cosas funcionen a su manera. Pueden tener todas las características del éxito, pero no serán a la manera de Dios. Deténgase y piense en esto. Es posible que ahora sea el momento en que usted tenga que dejar que lo bajen de su muro en una canasta para que aprenda esto.

John Pollock dice en su excelente libro The Apostle (El Apóstol): «Lo irónico es que el gran Pablo, que al principio había llegado a Damasco con toda la pompa de un representante del sumo sacerdote, hiciera su salida final en una canasta para peces, ayudado por las mismas personas que había venido agredir».

Eso lo dice todo, ¿no le parece?

Aclaremos esto de una buena vez: Nuestras vidas no están «atrapadas por las siniestras garras de las circunstancias». Nuestra cabeza no tiene que estar «ensangrentada sino erguida». Ni usted ni yo somos los «amos de nuestro destino» ni los «capitanes de nuestras almas». tenemos que depender siempre y totalmente de la misericordia de Dios, si queremos hacer las cosas del Señor a la manera del Señor. Pablo tuvo que aprender eso. Mi pregunta es: ¿está usted aprendiendo eso? Si no es así, hoy sería un buen día para comenzar a hacerlo. Ahora es el momento para que se humille bajo la poderosa mano del Señor. Si no lo hace, finalmente él le obligará a hacerlo. Y le dolerá. a su tiempo y a su manera, el vencer a su terca independencia.

A Dios no le agrada nunca la persona de espíritu independiente.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.