Hechos 9: 10—16
Si usted no lo ha hecho hasta el momento, póngase durante unos minutos en los zapatos de Ananías. Entienda lo difícil que debió haber sido ver cómo iba a ser posible que el plan de Dios funcionará. ¿Cómo era posible que Dios pudiera tomar a un hombre conocido por su trato cruel, inmisericorde y criminal de inocentes cristianos para convertirlo en un embajador de Cristo? Quizás Ananías no escucho la respuesta que el Señor le dio en su Palabra: «Y le dijo el Señor: ‘Ve, porque este hombre me es un instrumento escogido para llevar mi nombre ante los gentiles, los Reyes y los hijos de Israel. Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre’» (Hechos 9: 15, 16).
La respuesta de Dios a la pregunta de Ananías es clara: «Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre».
El sufrimiento ha sido a través de los siglos el terreno en el que Dios ha amansado a toros bravos. El viacrucis del dolor y de la aflicción es el aula donde los cristianos aprenden a tener humildad, compasión, carácter, paciencia y misericordia. Eso es cierto para usted y para mí, y pronto lo sería también para Saulo. Años más tarde, con cicatrices para probarlo y bajo un sinnúmero de pesadas cargas en el Ministerio, dio testimonio de que el sufrimiento había sido su compañero.
No entiendo todas las razones por las que sufrimos por Cristo. Pero estoy convencido de esto: Es parte del plan soberano de Dios el prepararnos para que seamos sus instrumentos de gracia en un mundo difícil y desesperado. Sin duda alguna, ese era el plan de Dios para Saulo. En su cuerpo estarían las marcas permanentes de su sufrimiento tales como: Prisiones, severas golpizas, apedreamientos, naufragios, emboscadas, robos, insomnio, hambres, soledad, enfermedades, deshidratación, hipotermia, etc. Y además de todo eso, enfrentaba las responsabilidades estresantes e ineludibles del liderazgo de la naciente Iglesia. Cada prueba dolorosa y atroz lo ponía de rodillas, convirtiéndolo así en un hombre de gracia mucho más profunda, y consagrado humilde a seguir la dirección de su Salvador.
¿Qué sufrimientos ha experimentado usted por el nombre de Cristo?
Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.