Salmos 46

El salmista muy probablemente era un sacerdote. Un hombre letrado. Él conocía muy bien la historia de Israel y sabía que el pueblo no siempre había seguido un sendero llano. Enfrentaba continuamente peligros de ejércitos extranjeros, así como peligros internos. Consecuentemente, el salmista busca ayuda en su Dios Todopoderoso. Los siguientes versículos del Salmo 46, sirven para desarrollar el tema de la omnipotencia de Dios, mediante la descripción de tres situaciones graves y luego mostrando la reacción correcta.

Situación 1: La naturaleza en caos.
Reacción: No temeremos (vv. 2-3) Selah

Situación 2: Jerusalén bajo ataque.
Reacción: No seremos conmovidos (vv. 4 -7) Selah

Situación 3: El campo de batalla, después de la guerra.
Reacción: La pelea no es nuestra (vv. 8-11) Selah

 «No temeremos»

En los versículos 2 y 3, el salmista nos presenta algunas de las escenas más escalofriantes de toda la vida.
Usted puede notar que la Biblia utiliza la palabra, «aunque», antes de cada una de las cuatro calamidades.

El tiempo imperfecto en hebreo se utiliza con frecuencia para describir eventos que no han pasado aún (futuro) o para denotar situaciones hipotéticas. En este caso, el compositor imagina desastres naturales extremos que desafían la imaginación:

 «Aunque la tierra tiemble». Sabemos que la tierra es normalmente estable a menos que ocurran circunstancias muy extremas tales como terremotos, deslaves o erupciones volcánicas.

 «Aunque los montes se derrumben en el corazón del mar». En la literatura hebrea no había nada más inmovible que una montaña. Para una persona hebrea, el hecho de que la montaña se cayera al mar indicaba el fin del mundo.

«Aunque sus aguas rujan y echen espuma y se estremezcan los montes por su braveza». En el pensamiento antiguo, el océano representaba un misterio impenetrable, con frecuencia utilizado como una metáfora de la oscuridad, y de la muerte. Para este sacerdote, un mundo donde una montaña inconmovible tiene miedo de que el mar la consuma, es un mundo terrible.

Aquellas personas que viven en California o en algún otro lugar similar, conoce muy bien estos escenarios. Viven siempre esperando deslaves, terremotos o movimientos masivos de las placas tectónicas. Ese tipo de desastres naturales causa mucho temor en sus residentes. Cualquier persona que ha experimentado tales situaciones comprende bien los temores del salmista. Él se siente débil e impotente. La tierra se mueve, sus posesiones instantáneamente se vuelven insignificantes y la vida se vuelve muy insegura. Pero note que el compositor dice: «no temeremos».

¿Por qué? ¿Cómo alguien puede decir eso en una situación tan amenazadora? La respuesta se encuentra en el versículo 1. No temeremos porque Dios, nuestro Padre Celestial es nuestro amparo y fortaleza, él es nuestro pronto auxilio. El salmista no se apoyaba en su propia fuerza de voluntad. Más bien, él había tomado la resolución de rechazar el temor y las circunstancias abrumadoras gracias a la presencia de Dios. Ninguna situación podía hacerle daño cuando la comparaba con el cuidado soberano del Señor Dios Todopoderoso. ¡Selah!

Afirmando el alma: Anteriormente usted analizó cuál era su respuesta común cuando se sentía impotente e incapaz.  Aunque usted no lo crea, esto es una reacción de temor. Si Dios es más grande que los peligros que enfrentamos, ¿por qué seguimos reaccionando con temor? ¿De qué forma podemos desarrollar una confianza mayor en el cuidado del Señor?

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.