¿Qué queremos las mujeres? Libros recientes que han sido éxitos de librería y películas de éxito taquillero han tratado de explorar este tema mirándolo desde todo ángulo, pero pienso que la respuesta más bien es sencilla. Si usted es como yo, quiere saber que su vida realmente le importa a Dios y a otros. Necesitamos saber que se nos valora, que se nos aprecia, que estamos determinadas a lograr hacer una diferencia en nuestro mundo. ¿Tengo razón?

Pienso que este deseo brota del hecho de que, en lo más profundo de nuestro ser, nos inclinamos a las relaciones personales. A las mujeres nos encanta relacionarnos con otras personas: con otras mujeres, con nuestro esposo, con los demás miembros de nuestra familia y con nuestra comunidad de fe y sociedad. Nos encanta conectarnos.

Considere su hogar. No hay nadie que pueda influir más para el bien en sus hijos. En su trabajo, su bondad puede atraer a sus compañeros de trabajo como un imán. Sus amigas se apoyan en usted buscando fuerza, consejo, aceptación . . . y para tener un buen rato. Y, sea obvio o no, su esposo considera su opinión como la más importante del mundo.

Su vida, su influencia puede ejercer un impacto; la amplitud y profundidad de ese impacto en realidad dependen de usted y de Dios. Si leo correctamente Deuteronomio 6:5-7, entiendo que Él quiere que tengamos una gran determinación para influir positivamente en nuestro mundo, aprovechando las oportunidades diarias para poner en práctica lo que en verdad creemos. Simplemente escuche estos versículos:

Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.

Los versículos que preceden y siguen a este pasaje enseñan con toda claridad que debemos aprovechar los momentos. Simplemente piense en cuanto a aprovechar todo momento; aprovechando diligentemente toda oportunidad para enseñar un principio, dar una voz de aliento y echar mano del poder capacitador de Dios. Me asombra el contemplar esas palabras según se relacionan a mis experiencias de nuestro tiempo.

Allá a fines del año 1960, cuando yo era una joven esposa delgada, asustada y tímida, asistiendo junto con mi esposo al Seminario Teológico de Dallas, estaba preparando un estudio bíblico del Antiguo Testamento cuando encontré la oración de Jabes en 1 Crónicas 4:9-10. Me dejó estupefacta, y quise saber los pormenores en cuanto a si Dios le concedió su petición. Esto es lo que dice este pasaje:

Había un hombre llamado Jabes, quien fue más honorable que cualquiera de sus hermanos. Su madre le puso por nombre Jabes porque su nacimiento le causó mucho dolor. Él fue quien oró al Dios de Israel diciendo: «¡Ay, si tú me bendijeras y extendieras mi territorio! ¡Te ruego que estés conmigo en todo lo que haga, y líbrame de toda dificultad que me cause dolor!»; y Dios le concediólo que pidió.

A veces pienso que nos concentramos tanto en que Dios extienda nuestro territorio, que nos olvidamos de las otras tres partes de su oración: que Dios lo bendiga, que la mano de Dios esté con él y que Dios lo libre de toda dificultad, a fin de que no le cause dolor. Decidí que, en lugar de procurar intensamente comprender cómo Dios había respondido a la oración de Jabes, trataría de entender cómo Dios responde a esta oración cuando la eleva cualquiera de Sus hijos. Representa el mismo cimiento de su papel como nuestro Padre celestial. Es verdad que hay muchos, pero muchos aspectos de estas peticiones, y de cómo las experimentamos en nuestra propia vida, pero esta en verdad puede ser la oración de toda persona, y el que Dios conceda estas peticiones puede ser nuestra propia aventura personal.

La pasión de Jabes nació en medio del dolor, pero en lugar de convertirse en víctima de sus circunstancias, quiso ser pionero en los esfuerzos de extender los límites de su existencia. Por consiguiente, aprovechó su desventaja como una oportunidad, y sabía que eso exigiría que estableciera su asociación con el Dios vivo. La mano de Dios estampó Su firma en el plan, y Jabes realizó sus acciones con honor; más honor que sus hermanos que habían experimentado o presenciado el
dolor de su madre.

La manera cómo aproveche las oportunidades de hoy le preparará para la misión y el ministerio para el que fue creada. De manera muy similar al momento de Ester, que lo dijo correctamente su primo, Mardoqueo, en Ester 4:14:

Si te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirán de algún «otro lado, pero tú y tus parientes morirán. ¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?»

Los muchos días y años de preparación, a veces dolorosos, pueden resultar en un momento inesperado, alguna intervención divina, «para un momento como este».

La manera cómo aproveche las oportunidades de hoy también le preparará para concebir una ambición digna y valiosa. Para Jabes, fue un territorio más grande mientras que la mano de Dios estuviera sobre él. Pienso que Dios le concedió su petición porque él fue más honorable en sus pensamientos y acciones que sus hermanos. Jabes había aprendido, como también Miqueas, que el Señor nos pide que hagamos lo que es correcto, que amemos la compasión y que caminemos humildemente con nuestro Dios (Miqueas 6:8). Jabes también había aprendido lo que el apóstol Pablo más tarde aprendería y expresaría en su carta a los Gálatas:

«Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos». (Gálatas 6:9)

La manera cómo aproveche las oportunidades de hoy también revelará sus puntos débiles, y la llevará a una comprensión mayor del asombroso poder y suficiencia de Dios.

Jamás en mis sueños más insólitos pudiera haberme imaginado, allá en la década de los sesenta, cuando estudié y elevé como mía la oración de Jabes, cómo Dios respondería estas peticiones y verdaderamente nos bendeciría en nuestro ministerio pastoral y el ministerio de Insight for Living (conocido en español como Visión Para Vivir). Cuando tenía dieciséis años le entregué mi corazón a Dios, sin reservas al ministerio de la Palabra de Dios y a la gran Comisión. Siete meses más tarde, después de haber salido con él apenas un par de veces, me comprometí en matrimonio (¡demasiado niña!) con un maravilloso joven de diecinueve años que amaba apasionadamente al Señor Jesucristo. Dios le dio a Charles el don de ser pastor y maestro; don que yo no poseo. Me dio a mí el don de la administración y una visión nada usual para alcanzar a todo el mundo con la Palabra de Dios, la única verdad que puede hacer libres a los seres humanos. Nuestras fronteras en verdad han incluido a todo el mundo, y mis temores y timidez han sido reemplazados con una mayor comprensión del poder de Dios mediante circunstancias increíbles, repito, increíbles. . . nunca predecibles y que siempre exigen que avancemos por los valles y montañas de la vida. El territorio ampliado de Jabes abarcó tales valles y montañas. Estoy segura de eso.

Poco después de haber estudiado a Jabes, estudié Filipenses 3:10–11, y estos versículos llegaron a ser para mí los versículos de mi vida. Me encantan:

Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte, para poder experimentar, de una u otra manera, la resurrección de los muertos!

Este pensamiento está presente en mi mente todos los días: el mismo poder que levantó a Jesús de los muertos está disponible para cada una de nosotras, en cada y todo momento de nuestras vidas, para capacitarnos para ser transformadas en nuestro espíritu y a su semejanza. ¿Para qué? A fin de que, al poseer la vida eterna, podamos alcanzar la resurrección espiritual y moral que nos levanta de entre los muertos: tanto los no creyentes que están espiritualmente muertos sin Cristo, así también como los creyentes que están muertos en su experiencia. La mayoría de los que están en esta última categoría no tienen ni idea de este poder. Ese es un pensamiento que aturde.

Si estuviéramos conscientes del poder de Dios en todo momento, mediante una ambición apropiada, aprobada por Dios, digna, mediante todo acto soberano en nuestras vidas, viviríamos vidas totalmente diferentes. Viviríamos una vida abundante. Nuestro territorio en verdad se ensancharía.

Para concluir, permítame decirle que mi oración por usted siempre es doble:

Primero, es mi oración que usted sea fortalecida y estimulada en su fe conforme avanza para llegar a ser una mujer de la Palabra de Dios. Es mi oración que su vida esté tan saturada con la verdad de Dios que se derrame en todo aspecto de su influencia, conforme usted capta una nueva comprensión del grandioso e increíble poder de Dios que reside dentro de su persona; independientemente de lo que hayan sido sus circunstancias, de lo que sean ahora, o de lo que sean mañana. No hay limitaciones para el poder milagroso de Dios, según de evidencia al resucitar de los muertos a Su Hijo, el Señor Jesucristo. ¡Increíble! Simplemente piense en su mayor reto y mídalo contra ese asombroso poder de Dios. Si Dios puede levantar a alguien de los muertos (sí puede, y lo hizo), entonces con toda certeza puede levantarla de cualquiera que sea su circunstancia. Este pensamiento aumentará su fuerza y le dará estímulo increíble.

En segundo lugar, es mi oración que usted llegue a ser una mujer de gran visión; en verdad, algo que forje en realidad una visión por una ambición digna y valiosa.

He aprendido que Dios considera de inmensa importancia la diseminación de la Palabra de Dios, y que Él usará a toda hija Suya dispuesta y obediente para proclamar esa palabra y su aplicación a cualquier cultura debajo del sol, pero no sin muchas experiencias variadas en la vida, y su aplicación a cualquier cultura debajo del sol, pero no sin muchas experiencias variadas en la vida, y a menudo dolorosas. La propagación de la Palabra de Dios por la radio y los medios electrónicos incluye luchas constantes. Nada sale jamás tan perfectamente como se planeó. Debo añadir que pastorear iglesias es igualmente un trabajo complejo, y simplemente de nunca acabar.

Parte de la clave para avanzar por los valles y montañas de la visión que Dios le ha dado se haya en 1 Crónicas 4:9, en donde aprendemos que, mediante las experiencias dolorosas de su vida, Jabes fue más honorable que sus hermanos. ¿No quisiera usted que todo eso fuera igual para los demás miembros de la familia del mismo Jabes? Este silencio en el texto, sin embargo, es elocuente porque nosotras, también, experimentamos las respuestas de Dios a esta oración a menudo en silencio, ignoradas y sin que nadie nos reconozca. Es nuestra propia aventura personal; y la visión que Dios forja en nuestros corazones de enseñar Su verdad en nuestros hogares y familias tanto como en los más apartados rincones del globo.

Deseo fervientemente que todas aprendamos a enfrentar los muchos cambios y retos de la vida con grandes sueños en cuanto a lo que Dios puede hacer y hará por medio de nosotras. El mundo se asombra cuando ve a mujeres confiadas en su fe y en el Señor, mujeres dispuestas a dar todo su potencial para Él.
Me gusta como mi esposo lo describe: «La visión surge de la fe, la sostiene la esperanza, la atiza la imaginación y la fortalece el entusiasmo. Es mayor que la vista, y más profunda que un sueño».

Me permite preguntarle: ¿qué está usted dispuesta a dejar que Dios haga por medio de usted que está más allá de sus sueños más insólitos?

Damas, cobremos ánimo y avancemos. Como siempre, mi esposo y yo deseamos para usted las mejores bendiciones al descubrir esa visión aprobada por Dios, y aprender a abrazar su poder milagroso para llevarla a la práctica.

Cynthia Swindoll es esposa del pastor Charles Swindoll y funge como presidente y directora ejecutiva del ministerio de enseñanza bíblica Insight for Living, o Visión Para Vivir como es conocido en español.