En gran manera, somos quienes somos hoy gracias a la influencia de las mujeres que Dios colocó en nuestras vidas cuando éramos pequeños. Incluso los que hemos perdido a madres creyentes seguimos viviendo en el legado de sus vidas. Que su consejo nunca se vaya. Que su ternura y sus convicciones se queden con nosotros toda la vida.
Mujeres
Priscila: Añadir precisión a la elocuencia
Muy frecuentemente no damos importancia a la doctrina, preferimos sentirnos bien, una música animada y un orador fácil de escuchar en lugar de enseñar la verdad bien. Pero la verdad es que nuestra fe no tiene importancia si no conocemos al Dios verdadero, a nuestro Padre y a Jesucristo, Su Hijo, quien murió en una cruz y resucitó de los muertos por la humanidad.
Lidia: Abrir su corazón y su hogar a Dios
Lidia sirve como modelo maravilloso de alguien que reconoció que nuestra adoración a Dios se puede expresar con cualquier cosa que elijamos ofrecerle.
La viuda con dos monedas: Dar todo lo que tiene
Si esperamos poner en práctica nuestra fe como Él hizo, debemos rendir a Su control todo lo que tenemos, a nivel económico y en todo lo demás, y debemos confiar en que Él va a cubrir cada necesidad.
María Magdalena: Seguir a Jesús a través del servicio
El Señor fue especialmente bueno con María aquella mañana cuando decidió aparecerse a ella primero, incluso antes que a los discípulos y la llamó por su nombre. . . María.
La mujer Samaritana: Buscar amor en los lugares incorrectos
Dios nos empuja, o incluso nos perfora, para llevarnos a la verdad de que solo Dios sigue siendo la fuente de nuestra realización y motivación en la parte más profunda de nuestro corazón. Solo Él puede satisfacernos.
La mujer Sirofenicia: Suplicar para recibir la gracia
Podemos acercarnos con valor y humildad reconociendo que nuestra necesidad es mayor que nuestra habilidad. . . pero no es demasiado grande para Dios.
María y Marta: Esperar y dudar
Por mucho que intentemos, es difícil entender lo que parece ser una contradicción. Después de todo, es difícil sentir el amor de Dios cuando hemos clamado a Él quizás por años y parece que nos ignora.
Herodías: Guardar una crueldad vengativa
La vida de Herodías nos enseña la verdad de cómo un árbol genealógico plantado en maldad produce una cosecha de pecado, a menos que con un hacha se arranque la raíz venenosa. El pecado que excusamos en moderación, nuestros hijos excusarán en exceso.
Ana: Orar hasta que ocurra
Podemos confiar en que la soberanía de Dios tuvo en cuenta las oraciones de Ana en el tiempo perfecto de Dios. Solo basta con decir que Ana había sido fiel en la oración, y creyó que Dios sería fiel a Su Palabra, aunque los días se convirtieran en meses. . . y en años. . . y en décadas.