Job 23: 1—17

Job lucha, pero finalmente admite su frustración: No puede encontrar a Dios. ¿Ha tenido usted esa misma experiencia? ¡Todos la hemos tenido! Hay días en que buscamos en vano alguna evidencia visible del Dios vivo. Estoy pensando ahora mismo: ¿No sería maravilloso que despertará en medio de una noche de luna llena, mirara por la ventana del cuarto y que viera en el cielo escrito con grandes y luminosas letras algo que dijera: «Querido Chuck, te oigo. Estoy aquí, no lo olvides yo estoy dirigiendo todo. Te amo. Firma, Dios»? ¡Me encantaría que sucediera eso! Me gustaría entrar en mi automóvil después de un arduo día de trabajo, prender la radio y que Dios la interrumpiera para decirme: «Antes de que escuches esa estación, Chuck, quiero hablar contigo durante unos pocos minutos». Seamos honestos, a todos nosotros nos encantaría escuchar la voz audible o leer un mensaje visible de Dios. Pero la cosa no funciona así. Nuestro andar con el Señor es un andar por fe, no por vista.

Job es un magnífico varón de Dios. Es un santo maduro, sin ninguna duda. Sin embargo, anhela ser testigo de la presencia de Dios. «Oh, que pudiera saber dónde está él. Pero no puedo verlo, contemplarlo o percibirlo».

Aunque no puede ubicar la presencia de Dios, Job expresa su confianza en él: «Elifaz, Bildad y Zofar: Ustedes pueden decir contra mí todo lo que quieran, pero Dios conoce mi camino. Él sabe la verdad. Él es quien me justifica. Él y yo mantenemos comunicación. Yo confío en Él. Yo creo en Él. Además, después de que termine esta prueba y Él haya cumplido su propósito en mí, saldré como oro».

Usted puede estar seguro de esto, hermano. Después de que la prueba haya pasado, usted tendrá una vida más profunda y más abundante gracia a esa prueba. El oro sustituirá a amalgama. Quiero que deje que estas palabras abracen su mente tan profundamente, que se conviertan en una especie de filtro divino para todo lo que suceda en su vida desde el día de hoy en adelante. Dios conoce su camino. Y su palabra será «lumbrera a su camino» (Salmo 119:105).

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.